Tlaxcala, Tlax. Algunas personas comparan la discapacidad con escalar una montaña en un clima hostil, aunque en la cima puedes ver que no es un lugar tan horrible. Solo es diferente.
En el marco del Día Internacional de la Discapacidad, Aideé compartió para Escenario Tlx cómo ha sido escalar con Chuy. Ellos son pareja y aunque Chuy no nació con esta condición, tuvo un accidente que cambió la vida de ambos de forma inesperada.
«Tan de repente como nuestra relación»
Chuy andaba por el centro de Tlaxcala buscando unas oficinas cuando conoció a Aideé. Ese día también corría de un lado a otro por sus trámites en el banco, sin imaginarse lo que el futuro deparaba para ambos.
Tras un tiempo de ser novios, Aideé y Chuy comenzaron a vivir juntos. Pero los cambios y retos en sus vidas apenas comenzaban.
En 2020, Aideé comenzó a tener problemas de salud por cáncer de útero. La atacó de manera muy agresiva, aunado a que Chuy se quedó sin trabajo por la pandemia.
“En ese entonces, yo entré al hospital, mi situación era delicada, Chuy no quería dejarme sola. Estuvo conmigo todo lo que pudo. Él ya había postulado para trabajar en Guardia Nacional, lo habíamos platicado. Estaba contento con esa idea y yo también porque tenía mucha ilusión de volver a trabajar”.
Aideé se quedo hospitalizada para ser intervenida, mientras Chuy acudió a Ciudad de México para hacer sus exámenes de control en Guardia Nacional.
Enfrentar la verdad
Días después, tras salir de cuidados intensivos y al percatarse de la ausencia de Chuy, Aideé insistió en preguntar por él sin obtener respuestas concretas de su familia, quienes temían empeorar su estado con la noticia que debían darle.
Finalmente, ante las constantes preguntas y la molestia de ella por no saber que sucedía, accedieron a explicarle que su compañero de vida acababa de tener un grave accidente y que ahora vivía con discapacidad.
Después de un examen de sangre, dentro de las instalaciones de Guardia Nacional, Chuy sufrió una caída de su propia altura. Se fracturó el cráneo y convulsionó. Un percance que le dejó como secuela discapacidad motriz y de lenguaje.
“Me puse muy mal, sentía mucha desesperación, no tenía idea de cómo estaba. Hoy sé que es mi móvil para recuperarme, porque sabía muy bien que yo debía salir de ahí para cuidar ahora de él, como él cuidó de mi”.
Aideé nos cuenta que justó cuando salió del hospital conoció a la familia de Chuy, a quienes solamente había tratado por teléfono.
«Yo no estaba en condiciones de cuidarlo. Por ello en un principio, cuando conocí a su mami, afuera del hospital Balbuena, acordamos que lo ideal era que ella se lo llevara a Torreón, Coahuila, de donde es originario».
Seguir cuesta arriba
Después de terminar su tratamiento y con la incertidumbre de si su historia continuaría, Aideé viajó a Torreón para pasar navidad con él, y concluyeron que lo mejor para él era regresar a Tlaxcala con Aideé, seguir con sus vidas y la recuperación de ambos.
«Él desde un inicio no quería regresar a Torreón, pero entendía que yo no podía cuidarlo. Mi hermana mayor fue quien cuidó de mí para mi recuperación. Mis padres no podían hacerlo porque ya son mayores».
Aideé nos cuenta que aunque Chuy aún no estaba en las filas de la Guardia Nacional, ellos intervinieron para que estuviera en el hospital Balbuena. También, pagaron la malla de titanio que le colocaron en la cabeza. Su familia y amigos no los han dejado solos en esta fase de su vida en el que la discapacidad está presente.
Cuando la pareja regresó a Tlaxcala, después de documentarse y recibir recomendaciones del último neurólogo que operó a Chuy, decidieron seguir el tratamiento para su recuperación con fisioterapia, hidroterapia y terapia de lenguaje.
“Cuando conocimos a la fisio Itzae Montiel, fue inmediato el click para saber que le ayudaría bastante. Desde la primera sesión logró cosas de independencia como quitarse zapatos. Después encontramos Fisma, donde asiste a Hidroterapia; y luego de mucho batallar, logramos encontrar a su terapeuta de lenguaje”.
Casi llegando a la cima
Aideé y Chuy se encuentran en un proceso muy avanzado en su recuperación, para ambos lejos de romantizar la enfermedad y la minusvalía, enfrentar su situación depende mucho de su actitud ante la vida y sus dificultades.
“Si bien es cierto que uno decide cómo y qué aprender de estas situaciones, yo les puedo decir que no sientan lástima por sí mismos ni permitan que la sientan por ustedes. Lo principal es asumirse capaces de todo. Todo esta en nuestra mente, en tu corazón y en Dios (sin importar tu fe). Pero sobre todo, ponle amor a tu dificultad, para que tu fuerza y paciencia no decaiga”.
La discapacidad no es un lugar horrible, solo diferente
La pareja dice que lo mejor de su situación es que su historia pudo continuar y aunque sus vidas dieron un giro de 180 grados desde el día uno, ambos tienen grandes expectativas y proyectos que en cuanto sea posible llevarán a cabo.
“Queremos ser papás, los dos lo anhelamos mucho. Casarnos y después comenzar a vivir nuestro hobbie: viajar, cuidar nuestra salud y envejecer juntos, si Dios nos lo permite”, concluyó.
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