La trata de mujeres y niñas es una forma de violencia extrema que existe hace más de siete décadas en Tlaxcala, se ha adaptado bastante bien a nuestro contexto. Muchas y muchos buscamos que está situación deje de ocurrir, pero sabemos que para ello es necesario implementar acciones que contribuyan a su erradicación, es decir, «arrancar de raíz».
La trata de mujeres y niñas tiene causas estructurales que la han sostenido, las cuales, han sido alimentadas por el sistema capitalista y patriarcal, que ha llevado a su normalización. Ante ello, la ciudadanía hemos realizado varias acciones para hacer visible que la trata de mujeres existe en nuestro estado y tiene impactos nacionales e internacionales.
Ha sido un reto que este problema no solo sea considerado un delito de delincuencia organizada, pues, solo se reduciría a políticas de persecución y sanción, así como una posible readaptación de los tratantes, en el mejor de los casos. Esta visión sería lamentable, ya que solo se perseguiría a las redes de tratantes, la pregunta es ¿Cuándo se terminaría de perseguir y sancionar a los tratantes? ¿De verdad con esto se erradicaría la trata de mujeres? más aún, cuando el sistema de justicia de nuestro estado es deficiente, de 2011 a 2022 solo emitieron 15 sentencias, una de ellas se tardó 7 años en emitirse.
Otro de los retos sobre está problemática, fue que las autoridades reconocieran su existencia en nuestro estado, fue hasta 2007 que, por la exigencia ciudadana, se tipificó el delito en nuestra entidad, cuando cinco décadas atrás ya se venía desarrollando está problemática. El gobierno en turno, niega su existencia o afirma que se ha reducido en más del 80%, argumento que pareciera ser una estrategia para no afectar el turismo.
La atención integral de las víctimas y sus familias es una demanda ciudadana que hemos hecho desde hace más de 15 años. Por sus testimonios sabemos las atrocidades por las que pasan, no se puede ser indiferentes ante los graves daños que se generan en las mujeres que son víctimas, sin embargo, el gobierno las ha dejado desprotegidas ante las redes de tratantes y no se les ha garantizado una atención integral, no todas las 52 víctimas de trata de mujeres en Tlaxcala, de 2017 a 2022 han sido enviadas a refugio.
La ciudadanía a luchado para visibilizar que la trata de mujeres es una forma de violencia extrema y violenta los derechos humanos de las víctimas y sus familias, así como mostrar la existencia de violencia que ejercen los tratantes y consumidores de mujeres.
Erradicar la trata de mujeres es un horizonte por el que luchamos, empero, sabemos que requiere de muchos esfuerzos simultáneos, es decir, atender los efectos de esta problemática y desestructurar a la vez, lo que está contribuyendo a su existencia, por ejemplo, el visibilizar que cualquier hombre puede ser un potencial violentador, consumidor, tratante o feminicida. Preguntarse ¿qué lleva a una mujer a ser persuadida hasta el punto de aceptar prostituirse para “apoyar a su esposo”? Cuestionar el espectáculo del entretenimiento en que han convertido a las víctimas y tratantes, que más que dar elementos de prevención, ayudan al morbo, la desinformación y la distracción de la ciudadanía.
La erradicación de la trata de mujeres y niñas es una obligación gubernamental, requiere de procesos de prevención con indicadores claros que muestren la disminución tangible de redes de tratantes, víctimas, lugares de explotación y consumidores. Prometer la erradicación sin un compromiso serio, como lo hizo Marcelo Ebrard Casaubón la semana pasada, es una burla para las mujeres víctimas de trata y sus familias y para la ciudanía que hemos buscado su transformación. Ya hemos pasado por autoridades que niegan el problema, por quienes lo reconocen y simulan estar haciendo algo al respecto y por quienes se atreven a decir que ha disminuido o que ya no existe, no queremos más promesas o que se use la problemática para generar empatía falsa con la ciudadanía, eso para nada contribuirá a su erradicación, por el contrario, seguirá perpetuando esta forma extrema de violencia hacia las mujeres.
Marisol Flores Garcia
Centro Fray Julián Garcés