Tlaxcala, Tlax. La laguna de Acuitlapilco, como la gran mayoría de lugares de nuestro estado no esta exento de mitos y leyendas. Hay decenas de leyendas sobre ese cuerpo de agua, incluso que fue por un baño que se dio ahí doña Marina, pareja del capitán Hernán Cortés, por lo que se le dio el nombre de La Malintzi a la montaña La Malintzi; o que se veían sirenas cantar por las noches. Pero el más frecuente es que una serpiente habitaba en el centro, que por ella muchos se ahogaban y que el día que ésta muriera se secaría.
En esta ocasión te contaremos sobre la leyenda de la sirena.
La sirena que vigilaba la laguna
Sucedía hace aproximadamente 50 años atrás, en la comunidad de Santiago Tlacochcalco, en Tepeyanco, cuyo lugar está ubicado a la orilla de la Laguna de Acuitlaplico. A media noche, cuentan, que de las aguas cristalinas de la laguna de Acuitlapilco emergía una hermosa sirena para cantar. Pero nunca nadie la vio; fue sólo una de las tantas leyendas de lo que la gente cuenta.
Cerca de la medianoche, dicen que solían escuchar su melodioso canto, pero sabedores de lo que se cuenta sobre estas fantásticas criaturas, sentían un gran temor y evitaban salir a toda costa de sus hogares.
Una versión de su existencia la narra el maestro Juan Antonio Corichi.
Rosenda Cantero, la Sirena de Acuitlapilco
Autor: Maestro Juan Antonio Corichi
Hace muchos años, qué no recuerdan quién empezó a hablar de una hermosa mujer de una belleza tan espectacular que aquellos que la conocieron, aseguraban que tan solo de ver la, dolían los ojos. Que no se podían imaginar tanta belleza en una sola persona, conocida con el nombre de Rosenda Cantero. Tuvo no solo uno, sino varios enamorados qué se iban a formar cerca de su pequeña casa ubicada en la orillas de la laguna de Acuitlapilco.
Pero Rosenda rechazaba a cada uno de ellos de una manera grosera. Los hombres terminaban por aburrirse, hasta dejarla en paz; sin embargo, creció tanto su fama que llego a Acuitlapilco un joven. Él insistía en conocer el amor de tan hermosa dama; en cada visita que le hacía no faltaban los regalos haciendo que fuera rechazado aún peor que el resto de los caballeros.
Este joven, nunca se rindió hasta que Rosenda finalmente se convenció de las buenas intenciones de este hombre y aceptó llevar una relación con el. De manera muy inteligente, el joven no muy inteligente, se reservó en decir el hecho de que tenía una relación con Rosenda y redobló los esfuerzos en las intenciones que tenía.
Después de un cierto tiempo le pidió matrimonio. Para esto ella respondió que si quería contraer matrimonio con ella, aceptaba. Pero con la condición de que cada 3 días ella ocupaba salir de la casa pero éste no debía de preguntar nada, ni seguirla. Si aceptaba esa condición, ella juraba ser la más fiel y la mejor madre. Él acepto enamorado.
Como ella le comentó, cada tercer día se envolvía en telas negras y se perdía en medio de la oscuridad.
No faltó ocasión que algún vecino o conocido se diera cuenta de este extraño rito y se encargaron de divulgarlo. Al poco tiempo, sus familiares y amigos se burlaban constantemente de él diciendo que lo estaban engañado.
Ante esta idea, el joven cometió el peor error, decidió espiar a Rosenda. Con la misma inteligencia que tenía para conquistarla, la seguía. Sin darse cuenta, ella regresaba a orillas de la laguna. Ya preocupado, observó que se arrancaba la ropa y se lanzaba a las aguas heladas, pero la sorpresa del hombre no fue tan grande, como verla surgir a los pocos minutos plena, radiante más que tantos años a su lado.
Todavía más, al verla recargada en unos lirios donde gritó de emoción al darse cuenta que la mitad de su esposa se había convertido en un pez. Cuando ella lo descubrió, se acercó a él nadando diciéndole que le pidió que creyera en ella y que no lo mataba en ese momento porque no quería dejar huérfanos a sus hijos. Pero que ahora por saber su secreto no volvería y, sin darle de derecho a replica, se hundió en lo más profundo de las aguas.
Hay aquellos que viven en la orilla de la laguna y aseguran que si te acercas en luna llena, antes de oscurecer, se va acercando a éste cuerpo de agua. Dicen que se abraza en un árbol y permanece en silencio; que a Rosenda se le alcanza a ver con ese canto que lamenta la pérdida de sus hijos.
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