Tlaxcala, Tlax. El santuario de los burros, ubicado en un Rancho Esperanza en el municipio de Españita, Tlaxcala, fue fundado hace cinco años por Juan García, un campesino de corazón preocupado por la preservación de los burros.
Inicialmente, la familia García decidió cambiar su rancho lechero por burritos, al darse cuenta de la amenaza de extinción que enfrentaban estos animales debido a la explotación de sus pieles y la mecanización de las herramientas de trabajo.
Con el objetivo de salvar a los burros a punto de sacrificio, Juan García adquirió inicialmente alrededor de 80-90 ejemplares. Con el tiempo, el rancho se transformó en el Santuario de los Burros, inaugurado oficialmente como centro de cuidado y bienestar en abril de 2021.
A pesar de los desafíos financieros, la familia González ha mantenido el santuario mediante donaciones y rescates de burritos en situación de peligro, incluso aquellos atropellados o abandonados. Sin embargo, no han recibido apoyo económico del Estado ni de fuentes privadas.
Investigaciones académicas en el santuario de los burros
En cuanto a investigaciones académicas, en una entrevista realizada por Escenario Tlaxcala a Judith González, mencionó la colaboración del santuario con una universidad local (Instituto Tecnológico de Altiplano de Tlaxcala) para llevar a cabo estudios en el rancho.
En esa línea, son dos estudiantes de dicha institución, los que están llevando a cabo su investigación de tesis sobre las propiedades de la leche de burra, utilizando el Rancho Esperanza como su principal fuente de estudio.
Asimismo, el objetivo a largo plazo del Santuario de los Burros va más allá de la conservación. Han descubierto que los burros son beneficiosos en terapias y en la convivencia con niños con discapacidades. Sueñan con reubicar a los burritos en entornos donde puedan disfrutar de una vida menos exigente, centrándose en la terapia y la convivencia.
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«Hemos constatado que los burros demuestran ser muy efectivos en la asinoterapia, así como en la convivencia con niños que poseen habilidades diferentes. Por lo tanto, nos encantaría que en algún momento nuestros burritos pudieran ser trasladados a entornos donde no sea necesario que lleven una vida de trabajo tan exigente».
En cuanto a la leche de burra, la familia González compartió que la ofrecen a precios accesibles para ayudar a mantener el santuario. Destacaron los beneficios nutricionales y cosméticos de este producto, incluyendo su riqueza en vitaminas y minerales, y su papel en la regeneración de la piel.
«La leche de burra destaca por su abundancia en vitaminas y minerales, además de ser baja en grasas. Como suplemento alimenticio, resulta excelente gracias a la presencia de lisozima y lactoferrina, que contribuyen a restaurar la flora intestinal. Además, su contenido en monoglobulinas refuerza el sistema inmunológico y fortalece los pulmones. En el ámbito cosmético, esta leche es altamente beneficiosa, ya que naturalmente contiene retinol, estimulando así la regeneración de la piel».
A pesar de los esfuerzos de la familia González por obtener apoyo económico del Estado y otras fuentes de financiamiento, lamentablemente no han recibido respaldo directo.
«Aunque se suele asociar la leche de burra con un producto para aquellos que pueden costearlo, la realidad es que obtenerla puede ser bastante difícil. Sin embargo, la mayoría de nuestros consumidores son personas de edad avanzada o con recursos limitados. Nosotros les ofrecemos la leche a un precio muy accesible, y es cierto que con las ventas mantenemos el sustento del santuario».
Finalmente, aunque en el Rancho Esperanza han buscado asesoramiento académico, el financiamiento sigue siendo un desafío, y el santuario se sostiene únicamente de la venta de leche de burra y productos derivados de la leche como jabones.
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