La tierra y el agua elementos necesarios para la vida, una columna de Margarita Sánchez Cruz.
En todas las historias, se cuenta que siempre hemos tenido un vínculo muy cercano con la tierra. Desde muchos de los mitos de creación se relata que la tierra ha sido dada a las personas para que pudiéramos alimentarnos y para mantener nuestra vida. También en esas historias hemos encontrado que la tierra era tratada por las personas con mucho respeto y cuidado, y que se trabajaba en colectividad debido a que de ella dependía la existencia de todo lo que tenía vida.
Desde entonces, tenemos dos elementos importantes que nos hacían tener una relación con la tierra de buen trato, de respeto, de buen uso, donde se le daba el valor por la cual fue creada: el cuidado y el trabajo colectivo.
Para el caso de Tlaxcala en la región sur poniente, existen investigaciones que muestran el buen uso que se hacía de la tierra y que era aprovechada para obtener el alimento, debido a que existían condiciones de agua limpia y abundante que hacían el complemento perfecto para favorecer la vida.
La antropóloga Paola Velasco Santos, en su libro Ríos de contradicción. Contaminación ecología política y sujetos rurales en Natívitas Tlaxcala, ha documentado que “Natívitas se asemejaba a Egipto con su Nilo por los ríos que hacen las inundaciones periódicas, por la feracidad de las tierras cuando han sido visitadas de las aguas cargadas de sales y arenas y de materias que las abonan; en la región se comenzó a utilizar de manera intensiva los sistemas de cultivo de humedad (camellones y chinampas), con los cuales se podían obtener de dos a tres cosechas anuales de algunas plantas, como el maíz, la calabaza, el chile, el amaranto, la chía y otros”.
En esa región el vínculo que se tenía con la tierra y el agua fue modificado por la llegada de la industrialización. Las primeras industrias que se asentaron en el territorio fueron la Volkswagen y el Complejo Petroquímico Independencia, por allí de los años 60, y desde ese tiempo comenzó un proceso de industrialización que ha causado un impacto negativo frente al uso y la relación con la tierra y el agua. Como consecuencia de esto, se desencadenó una grave problemática de devastación socioambiental que ha afectado la salud de las comunidades, por la contaminación de las tierras de cultivo, del aire y del agua.
Con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) se sabe que en la Cuenca del Alto Atoyac se encuentran asentadas 22 mil 235 empresas manufactureras, las cuales se dedican al ensamblado de automóviles, fabricación de autopartes, metalmecánica, siderúrgica, adhesivos, pinturas, papelera, maderera, textil y de alimentos y bebidas, entre otras. Estas industrias han afectado gravemente la situación de la salud de las personas. En el período de 2015 al 2019, fallecieron en el estado de Tlaxcala:
- 11 mil 343 personas de alguna neoplasia maligna
- 3 mil 750 de cáncer de colon
- 1 mil 348 de cánceres relacionados con la sangre
- 1 mil 148 de neoplasias relacionadas de los órganos genitales femeninos.
De acuerdo a esta información, en ese periodo murió una persona cada dos horas y media.
Estos datos son una muestra de la terrible situación que vivimos las personas en la Cuenca del Alto Atoyac, que es importante conocerla, difundirla, visibilizarla para que nuestras autoridades defiendan nuestros derechos a la vida, al medio ambiente sano, a la salud. Hay que exigirles que no sean parte de la política de muerte que desde hace varios años se ha desarrollado en nuestro estado.
También necesitamos recuperar la historia de nuestros pueblos, la relación que teníamos con la tierra y el agua como elementos indispensables para la vida, y así eliminar la idea de que son objetos vendibles, de que los podemos utilizar a nuestra complacencia con el fin de obtener ganancias de ellas.
Margarita Sánchez Cruz
Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C.