Hace tres semanas, Jesús Valdés, emprendió un viaje en moto hacia Sudamérica, su plan es que no hay plan, y no pudo aplicar mejor lema para esta aventura porque el COVID-19 puede cambiar todo el itinerario; las fronteras están cerradas, amigos suyos están varados en Brazil y Colombia, e incluso no descarta regresar a Tlaxcala para posponer el viaje, o quedarse por un tiempo en algún lugar, pero su sueño ya comenzó, las experiencias diarias enriquecen su alma.
Cuando salió de la universidad se prometió que cuando cumpliera 30 años haría algo que revolucionara su vida. En algún momento pensó que se casaría, que tendría hijos o que construiría su casa, pero, tras cinco años de viajar en moto, la posibilidad de conocer lugares y gente, le abrió el horizonte, le mostró que puede combinar las cosas que más le gustan: rodar, tomar fotos y grabar videos.
Jesús le dio un giro de 360 grados a su vida, renunció a su trabajo, el cual le gustaba mucho y aunque le ofrecieron propuestas tentadoras de mejora laboral, él decidió perseguir su sueño. Lo más difícil fue dejar a su familia, porque es muy apegado a ella, todos los fines de semana viajaba de Puebla a Tlaxcala para poder verlos, esa fue la primera razón por la cual compró su primera moto. Además, otra cosa a la que se renuncia para hacer un road trip son las comodidades cotidianas; una cama, un techo, la televisión, el internet.
“Puedes ser mucho más feliz haciendo otras cosas, y otras cosas para mí era esto, nada se compara con conocer lugares, gente, historias”.

Su primera moto se llamaba Bagheera, como la pantera de “El libro de la selva”, porque era negra; en ella comenzó con viajes pequeños a zonas ecoturísticas de Tlaxcala, después emprendió rutas a varios pueblos mágicos en otros estados junto con sus amigos, su ex novia, sus primos o su hermano, con esto, le entró la espinita de comenzar un viaje en solitario.
“Voy acompañado de la buena vibra de todas las personas que me han apoyado, de quienes ven mis videos en YouTube y que me siguen en Facebook, esta aventura decidí hacerla sólo porque también es un viaje de autoexploración, quiero conocerme a mí mismo, saber de qué estoy hecho, saber si puedo superar situaciones difíciles, porque también un viaje sólo es arriesgarte a que te pasen cosas tanto malas como buenas, pero son más las buenas, porque me he rodeado de gente con la que hago clic, gente que tiene la mejor vibra”.

En estos momentos, se encuentra en Oaxaca, específicamente en Chacahua, donde se ubica una laguna que se une con el mar. Para llegar ahí tuvo que cruzar en lancha, “es un lugar muy tranquilo y pacífico en el que he estado viendo grandes atardeceres, disfrutando de los hermosos paisajes”.
Para él, andar en moto brinda una sensación de libertad, algo que no puedes sentir en cualquier otro vehículo, además, a todo lugar donde llega la gente es muy amable, se interesan por saber de donde es y a donde va; en los establecimientos le hacen descuentos, le invitan a veces una cerveza o la comida, todo como producto de la interacción, de las pláticas, de la magia de conocer al otro.
“Lo mejor de mi viaje ha sido compartir experiencias, cuando estuve en Las Granadas haciendo ecoturismo, conocí a un señor llamado Gregorio, justamente hicimos clic, él me dijo que era guía de turistas en Cacahuamilpa. Al final del tour que dimos me dijo que nos fuéramos para allá, me ofreció hospedaje; estuve tres días con su familia, me dieron el tour pero no sólo eso sino también que conviví con ellos, no hay nada como la comunicación entre las personas, el compartir experiencias es de lo mejor”.

El viaje se va dando sobre la marcha, su intención es viajar hacia Chiapas, posteriormente Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, cruzar la primera frontera en Belice y después todo Centroamérica hasta llegar a Panamá para ir a Colombia, donde evaluará la posibilidad de llegar hasta La Patagonia.
Jesús es consciente de la situación que enfrenta México con la rápida propagación del Coronavirus, sigue todas las medidas de prevención y sabe que es susceptible al contagio, pero al par de ello, los lugares que ha recorrido no son zonas turísticas concurridas, y está dispuesto a regresar a Tlaxcala si fuese necesario, o a quedarse un tiempo en algún lugar sobre la ruta. Para él lo más importante de este viaje ha sido cumplir su más grande sueño, arriesgarse a dejar una vida convencional y poder conocer personas en su camino. “Lo único que tengo seguro es que el día de mañana nos levantaremos a seguir recorriendo kilómetros y que el mundo sigue conspirando a nuestro favor”.


