Fotos tomadas de: www.ahuatzi.com
Tepetomatitlán, Tlax. El maestro Armando Ahuatzi, es del municipio de Chiautempan, su entorno familiar siempre estuvo basado en religión y tradiciones, lo que después lo inspiraría en su obra artística hasta consagrarse como uno de los mejores pintores tlaxcaltecas.
El recuerdo del cuidado que su familia le daba a las tradiciones de Semana Santa, fin de año, fiestas patronales, pero sobre todo del Día de Muertos se quedó grabado en él desde que tenía tres años; las ofrendas que hacían sus tías en espacios en penumbras, porque no tenían luz eléctrica, iluminaban su entorno; las luces, las flores, le daban una atmósfera de misterio. A los 6 años se fue con su madre al Distrito Federal, donde no se celebraban tanto estas prácticas que lo cautivaban, pero ella siempre ponía una pequeña ofrenda.
Cuando iba a la primaria fue a una excursión a Bellas Artes, él tenía 7 años, no tenía claro qué era un museo, pero esa visita cambiaría su vida; quedó impactado con las obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo. Fue algo tan importante que no podía sacarlo de su mente, al grado que pidió unos vecinos poder entrar a ver las pinturas de su casa; quedó tan intrigado que decidió comenzar a pintar, compró una tela y pinturas de acuarela, de esas que vienen varios colores en un cartón.
Cuando tenía 11 años, se reunía con otros niños a jugar en el Parque España, en la Condesa. Un día, llegó un pintor que colocó sus obras en el jardín; “dejé de jugar, fui a ver los cuadros, ya tenía más o menos una idea definida, entonces, olvidé del juego y me puse a ver cuadro por cuadro; el pintor dijo que si me agradaban me podía enseñar, entonces a esa edad es cuando empiezo además de la escuela, a conocer la pintura, como un inicio de curiosidad, de juego», para este momento, el maestro Armando Ahuatzi, desconocía que estaba cosechando una carrera llena de éxitos. A esa misma edad vendió su primera pintura en 45 pesos que destinó como limosna un día que fue con su madre a La Basílica de Guadalupe, corría el año de 1961, “era un dinero que no me imaginaba yo, de alguna manera el apego a la fe religiosa, a mi madre, por la enseñanza y la religión, con gusto aporté ese dinero”.

“Ese es el inicio, definitivamente, llegó la edad de elegir a qué me iba a dedicar, por ahí de los 17 años, por situaciones económicas se me complicaba elegir una carrera o un oficio y sinceramente pensé en que me gustaba pintar, acudí entonces a La Esmeralda y ahí me formé, primero en un taller; todavía entré con ciertas dudas, yo vi que era un buen recurso pero nunca tuve seguridad, además había un criterio general de que los pintores eran bohemios y tenían una vida disipada”.
Los primeros dos días de taller en La Esmeralda lo indujeron en la pintura realista, lo que le fascinó, tuvo de maestro a Enrique Assad, que impartía una guía académica con fijación por la pintura clásica y realista; después tomó clases con el maestro Francisco Zúñiga, catalogado como uno de los últimos artistas académicos con más capacidad de oficio, esos dos maestros en una semana despejaron todas sus dudas y desde ahí se sintió afortunado.
Armando Ahuatzi, no concluyó su carrera, pero eso no impidió que continuara con su obra; “Hasta los 22 años estuve en La Esmeralda, no terminé porque llegó un momento de conflicto muy importante que marcó una necesidad de decidir entre seguir en la escuela y buscar mi propio camino. En el arte lo más importante es la honestidad con uno mismo. Era la época en que el grupo de la ruptura de los años 60, 70 fue muy poderosa, estoy hablando de los cambios que generaron artistas como José Luis Cuevas, Pedro Coronel, Felguéres, todos ellos generaron un cambio en el arte mexicano con un impacto tremendo, yo no pude de ninguna manera interesarme en ese camino, por eso hablo de la honestidad, a mí siempre me llamó la atención la pintura realista, tradicional, la forma académica”.

Posterior a ello, fue forjando una carrera a contracorriente, a los 25 años expuso por primera vez en solitario, la prensa lo volteó a ver y cada vez era más visible, Armando Ahuatzi ha demostrado que no está mal no seguir las tendencias del arte, su pintura es un nicho lejano para lo contemporáneo; pero ha triunfado con sus exposiciones en Madrid, Ciudad de México, Nueva York, Texas, diversos estados de México, entre otros; cree que su pintura es un mensaje de algo que se está diluyendo; las tradiciones, la cultura, la historia, eso lo considera su principal compromiso como creador, mantener viva la identidad y el origen de los mexicanos.
Actualmente es uno de los artistas más importantes de Tlaxcala, un hombre afable y sencillo que en su plática da hálitos de identidad y sabiduría por el paso de los años, independientemente del pintor; motiva desde su discurso a aferrarse a los sueños y a no perder nunca el orgullo por nuestra tierra.
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