Una Amenaza para la Biodiversidad y la Economía
Con más de 15 mil especies marinas, cinco de las siete tortugas del mundo y 90 mil empleos pesqueros en juego, el Golfo de México enfrenta una amenaza crítica: la extracción de petróleo en aguas profundas.
Ante este escenario, la organización Oceana presentó un plan para la creación de una Zona de Salvaguarda de 346 mil 084 kilómetros cuadrados, en la que se prohibiría la explotación de hidrocarburos y se priorizaría la protección de los ecosistemas y las economías locales.
Ahora, exigen a la presidenta Claudia Sheinbaum que escuche sus demandas y tome medidas urgentes.
«No es cuestión de si habrá otro derrame, sino de cuándo»
Nancy Gocher, directora de Políticas Públicas de Oceana, advirtió durante la presentación del informe “El Golfo de México más allá del petróleo”, el pasado 19 de marzo, que los derrames de crudo no son una posibilidad remota, sino un evento inevitable si continúa la explotación petrolera.
Gocher criticó la Reforma Energética de 2013, que permitió contratos con empresas extranjeras ante la incapacidad técnica de PEMEX, beneficiando más a corporaciones que al país.
«Los riesgos son nuestros; las ganancias, de ellas”, denunció.
Por ello, la propuesta de Oceana busca dar prioridad a la vida sobre el petróleo. La creación de una Zona de Salvaguarda en el Golfo de México no solo protegería especies marinas, sino que también beneficiaría a 15 millones de personas que dependen de sus recursos naturales.
Beneficios de la Zona de Salvaguarda
La propuesta de Oceana se basa en evidencia científica y económica. Su implementación permitiría:
Proteger el 25% de la biodiversidad global vinculada a arrecifes de coral.
Preservar los manglares, que actúan como barreras naturales contra huracanes cada vez más intensos debido al cambio climático.
Evitar desastres ambientales como los derrames de Ixtoc-I (1979) y Deepwater Horizon (2010), que liberaron más de 1,360 millones de litros de crudo en la región, con efectos aún visibles décadas después.
Un Momento Clave para el Cambio
Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana, subrayó que este es un momento político crucial: la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha prometido una transición energética, tiene la oportunidad de frenar la explotación petrolera en aguas profundas.
«El Golfo no se mide en barriles de petróleo, sino en vida. Proponemos: pesca sí, petróleo no”, afirmó Terrazas.
Además de la biodiversidad, el Golfo sostiene economías esenciales. Los 90 mil empleos pesqueros generan más de 9 mil millones de pesos anuales, según la Comisión de Acuacultura y Pesca.
Sin embargo, el informe de Oceana revela que los ingresos petroleros, que han representado entre el 11% y el 20% del presupuesto federal desde 2017, son menores que las remesas enviadas por migrantes. Además, las reservas de crudo han ido disminuyendo desde el colapso del yacimiento Cantarell en 2004.
«Si perdemos el océano, nos perdemos a nosotros mismos»
Para Oceana, la verdadera paz ambiental solo será posible con justicia y protección legal para los ecosistemas marinos. Como concluyó Nancy Gocher:
«No somos dueños del océano, pero si lo perdemos, nos perdemos a nosotros mismos”.