En la parroquia de San Simón Yehualtepec, Puebla, existe una joya tlaxcalteca desconocida.
Don Ignacio Faustinos Mazihcatzin era un distinguido tlaxcalteca proveniente de la familia más distinguida de Tlaxcala en el siglo XVIII: los Faustinos Mazihcatzin, herederos del linaje de don Lorenzo Maxixcatzin, el tlatoani de Ocotelulco que se alió con Hernán Cortés.
Fue párroco de San Simón Yehualtepec en la segunda mitad del siglo XVIII y llevo consigo su identidad tlaxcalteca. Este amor lo llevó a encargar una serie de pinturas religiosas para embellecer el templo de Yehualtepec, todas con relación sí a la fe que profesaba, pero también a Tlaxcala.
De entre ellas destaca un cuadro de La Última Cena, con la firma de Juan Manuel Yllanez del Huerto, pintor de Cámara del nobilísimo ayuntamiento de Tlaxcala. ¿Por qué es diferente esta obra?
A primera vista es una pintura más de La Última Cena, pero cuando nos detenemos en los detalles vemos a Satanás aconsejando a Judas Iscariote, un detalle cuando menos notable. Más notable y trascendente es la presencia inusual de un agraciado jovencito de tez morena que sostiene un jarrón con el que sirve vino a Jesús y sus discípulos.
El escudo dentro del jarrón nos revela su identidad, allí se encuentra plasmado el escudo de la familia Faustinos Calmecahuas Escobares Mazihcatzin. También podemos ver una leyenda que nos dice que el sobrino del párroco fue quien hizo la donación para la pintura, por lo que es posible que fuera un retrato de ese muchacho cuyo nombre era “don Vicente Maldonado Faustinos”.
Así, del pincel de Juan Manuel Yllanez del Huerto, un tlaxcalteca quedaría plasmado para la posteridad como uno de los “servidores” de confianza de Jesús, siendo así los Faustinos Mazihcatzin engalanados para la posteridad con tan singular privilegio.
Tal vez vaya siendo la hora de que en Tlaxcala se cambie el popular cuadro de la última cena de Leonardo Da Vinci por el de La Última Cena Tlaxcalteca de Yllanez del Huerto.
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