Tlaxcala, Tlax. El carnaval es una de las principales tradiciones de Tlaxcala. El festejo anualmente cambia la dinámica de municipios enteros para entregarse al baile.
Como sabemos, los huehues y sus danzas son la representación que los indígenas hacían de los españoles a modo de burla. Actualmente esta tradición sigue siendo de las más arraigadas en las comunidades, la gente se entrega a ella para bailar y bailar por días enteros, que oficialmente son cinco, pero luego se prolongan bien duro.
Al par de la pasión, también existen muchos tlaxcaltecas que se quieren volver changos durante estos festejos, así que te traemos una lista de las cosas que amamos y odiamos del Carnaval de Tlaxcala.
Lo que amamos
Una de las principales cosas que los tlaxcaltecas amamos es que se mantiene viva una tradición que pasa de generación en generación, la cual genera una identidad marcada; para un tlaxcalteca es muy importante conocer y explorar sus orígenes.
Las familias tlaxcaltecas aman -de verdad aman- esta celebración, se preparan durante mucho tiempo ensayando e invirtiendo dinero, ya que sus trajes entre más vistosos más costosos. Por esa misma razón, anualmente se apoya económicamente desde el Gobierno del Estado a las camadas, para que pueda seguir viva la tradición.
También amamos la parte histórica porque es una burla sobre aquellos momentos de represión indígena, el carnaval es una manera de liberación, de enfrentar subversivamente los entornos poco favorables en los que vivían durante la colonización.
Otra cosa que nos encanta es la indumentaria de los danzantes; las máscaras detalladas con el pestañón que abre y cierra a modo de coqueteo, sus capas con lentejuelas y bordados coloridos que ya manejan al personaje favorito de las tías, el piolín. Los catrines de Contla y Chiautempam se ven súper formalitos con sus zapatos y sus sombrillas, los huehues de Yauhquemehcan son de los más vistosos por sus enormes plumajes de colores, y los charros poseen también un sombrerazo, además de que ellos tienen un paso robótico que destaca entre los demás.
Lo que odiamos
Las cosas que odiamos principalmente es que cierran calles tanto en los municipios como en la capital; al interior de las comunidades la gente apasionada hace vaquita para llevar a las camadas a bailar a su calle, por lo tanto la cierran y esto a las personas que continúan el transcurso cotidiano de su vida, se les complica trasladarse de un punto a otro, sobre todo porque al cerrar una calle, el resto se vuelven un caos; tal es el caso del centro de Tlaxcala, pues muchos capitalinos declaran que evitan ir en época de carnaval porque el primer cuadro provoca que sus alrededores sean la anarquía total, de verdad que la gente enloquece.
Otra de las cosas que más molesta a quienes viven día a día, año tras año el carnaval, es la música, la señalan como muy repetitiva y no tiene fluctuaciones que lo hagan a uno sentirse en una montaña rusa de sentimientos. Para un turista podría ser algo bastante interesante, folclórico y divertido durante un día o dos, pero para alguien común que en su entorno laboral, escolar o familiar escucha durante día, tarde y noche la música es lógico que le termine brincando el parpado, pues así cualquiera, ¿no creen?
De lo que más molesta a los transeúntes, vecinos y comerciantes es la cantidad tan enorme de basura que dejan en los puntos donde se presentan las camadas, desgraciadamente en México aún no somos conscientes de lo importante que es tirar la basura donde corresponde; eso no sólo afecta la parte ambiental, sino también es contaminación visual, luego, más si agarran la fiesta y andan de cochinos orinándose en las calles, ¡¡¡No lo haga, compa!!! Sabemos que en muchos municipios por las noches limpian todo el desmadrito, pero ya hay que hacer el hábito, amigos.
A propósito de la fiesta, esta tradición, como muchas otras conlleva grandes cantidades de alcohol, porque somos mexicanos y todo pretexto es bueno para empedar, pero de repente tampoco está chido andar incróspido por la vida echando firma en la vía pública, o banqueteando sintiéndote poeta por chulear a las chavitas, por más autorización divina que exista, eso sí está muy mal. Además en estos festejos podemos ver varios menores de edad que como los Askis, “vienen, vienen y se van” entre las calles porque no sabemos si también es por autorización divina pero luego andan pedos. Lo bueno de aquí es que las tienditas tienen buena venta de caguamas.
Por último queremos aclarar que no estamos echando hate, simplemente paramos oreja sobre lo que aqueja a los paisanos tlaxcaltecas en temporada de carnaval. Tú que nos lees, ¿lo amas, lo odias o tantito y tantito?