¿Su timeline en Facebook está repleto de publicaciones sobre el «antro» que abrieron arriba del MAT? En el mío es de lo único que se está hablando. Y es que mi timeline está lleno de publicaciones sobre el nuevo espacio porque tengo agregados a gestores culturales, artistas, empresarios y políticos. Cada gremio con sus respectivos puntos de vista, ¿válidos todos? No es algo que pretendo enjuiciar; prefiero contarles que mi curiosidad fue mayor y encontré un buen pretexto para ir.
Antes de contarles mi experiencia, lo primero en lo que se tiene que insistir sobre su apertura es en la poca transparencia respecto al uso del inmueble, una ya bien conocida tradición morenista.
¿Por qué urge que el MAT transparente esto?
Por un lado, para reconocer el acuerdo comercial que hay entre el Museo de Arte de Tlaxcala y quien figure como el o la arrendataria. Y por el otro, justo para saber quién es la persona detrás de esa figura, pues lo que es un hecho es que no hubo una licitación pública para concursar por el lugar.
Pero el debate que más leo está en la cesión del espacio para poner lo que en medios se ha dicho que es un antro dentro de las instalaciones de un museo.
Como no soy tan conocedor del tema, busqué en Google «Los mejores restaurantes dentro de museos en el mundo». Por contarles de algunos, me topé con el MUDEC, en Milán, del chef Enrico Bartolini o The Modern en New York supervisado por el chef Thomas Allen. De esa docena que leí, algunas coincidencias encontré:
- Hay un chef reconocido que le da validez a la calidad de la cocina.
- Tienen un carta con propuesta.
- Vinculan la esencia gastronómica del restaurante con el nombre o las piezas que se exhiben al interior del museo o del lugar.
Por ejemplo, el RIJKS, dentro del museo Rijksmuseum en Ámsterdam, usa los ingredientes locales «más preciados», según las reseñas de los críticos. Y aunque quizá dirán «weeeey, es Tlaxcala, no hay comparación con Europa o EUA, ni Cdmx», si se van a hacer las cosas, apostémosle a esa nueva historia que tanto se pregona.
Esos tres puntos no son cosa fuera de lo realizable en Tlaxcala; y de paso, se podrían crear relaciones comerciales con productores tlaxcaltecas.
¿Qué ofrece el nuevo antro al interior del Museo de Arte de Tlaxcala (MAT)?
Para pronto, no hay chef reconocido, su carta tiene cero propuesta, y como marca ni un guiño a Frida Khalo; la artista emblema del museo, pues el MAT alberga seis piezas de la mexicana.
Como modelo de negocio, hay pruebas también en el país de que es una fórmula funcional. Aquí bien cerquita tenemos el caso poblano, Casa Reyna, dentro del Museo Amparo, de la Fundación Amparo, con un concepto claro, coherente y atractivo.
Les decía que tenía un buen pretexto, y es que un amigo de Apizaco se va del país a estudiar su maestría a Hungría, había que despedirle. Por acá andaban amistades suyas que viven en Ciudad de México. El lugar les pareció coqueto. Y sí, coqueto está. Pero para eso, mejor lo hubiesen puesto junto a los bares y antros de la Rivereña que, dicho sea de paso, comparten también su poca cautela con las medidas sanitarias. Otra cosa que se le ha criticado a este nuevo espacio en redes sociales.
Haciendo memoria…
Bien recuerda una de las periodistas de esta redacción Areli Alarcón:
«Ni hablar de la que se armó cuando Willebaldo Herrera, ex director del ITC, rentó el edificio por 15 mil pesos para la la boda de Agustín Bretón Satnkiewicz, funcionario de la extinta SEDESOL y sobrino de la ex diputada local María Antonieta Stankiewicz. Entonces Hugo René Temoltzin Carreto que era el contralor del ejecutivo, durante el sexenio de Mariano González Zarur, aseguró que se harían las investigaciones de los responsables y se les sancionaría, aunque poco se supo de eso, bueno al menos ahí sí dijeron por cuánto se rentó y a quién, dentro de todo se transparentó, aunque no era correcto».
El tema con la nueva terraza en Tlaxcala que está causando tanta controversia es que deja muchas preguntas y que, le pese al que le pese, no se han respondido porque este es el primer ejercicio a nivel local de este tipo. Lo que a título personal me parece bien. Pero más a nuestro favor, debió hacerse con transparencia. Digo, ojalá que haya cláusulas de preservación del edificio en el contrato, un presupuesto de mantenimiento del inmueble y esté claro para quien administre la terraza cómo es que su estancia también capitaliza al MAT.
De mi asistencia al lugar, les cuento que no es un lugar que podamos costear todes – yo documentando con mi vaso de agua mineral -.
Su carta no enuncia en ningún lugar que se estén ocupando ingredientes de productores locales ni que haya un plato estrella, digo, para que se justifiquen sus precios. Ya saben, algo como la pizza insectívora que puedes encontrar en otra terraza del centro.
Eso sí, algo memorable fue su confusión del canal de deportes que nos permitió contemplar cerca de medio minuto una escena porno. Quizá lo más artístico de la visita.
Lástima que era porno hetero.
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Por más interesante que nos esté pareciendo como tlaxcaltecas entrar a través de un inmueble cultural a una terraza comercial, seguiremos en un bucle infinito de usar y juzgar este tipo espacios desde el privilegio, la apariencia y la superficie.
Lo comentó mi amigo Sebastián Infante en una publicación que realicé hoy en mi cuenta personal de Facebook, «los de Cdmx viendo cómo se pelean en Tlaxcala por poner un antro en un inmueble cultural».
Quitando toda la crítica por ser un antro dentro de un museo, lo confieso. Me eché unos tacos de rib-eye. Estaban buenos. Quienes me acompañaban también disfrutaron su cena. Coqueta pues.