Tlaxcala. La palabra doula procede del griego y se refería a la mujer esclava que servía a otra mujer. Las mujeres acompañantes, doulas del misoprostol, como son llamadas en ese mundo de alguna forma subterráneo alrededor del aborto, se han convertido en una figura muy importante.
Ellas en un pleno ejercicio de sororidad, acompañan a otras en su proceso. Desde mensajes de texto o de manera presencial, se encargan de guiarlas a cada paso en lo que vivirán durante el procedimiento.
En Escenario Tlx, platicamos con una de estas doulas, Dam, que ayuda a otras en la decisión de interrupción del embarazo; con dignidad, seguridad y empatía.
¿Qué significa acompañar a una mujer cuando decide terminar su embarazo?
Dam menciona que como primer punto debe quedar claro que ellas no son promotoras del aborto. Muchos grupos pro vida han querido descalificar su labor con ese argumento, pero esta aseveración dista mucho de lo que en realidad consiste este trabajo.
Su tarea es solo acompañar y proveer de la información y medicamentos necesarios a las mujeres que toman la decisión consiente de terminar su embarazo.
Califican esta práctica como empática y una demostración de complicidad entre mujeres que les protege de la violencia institucional que existe en el sector salud público.
“La maternidad debe ser deseada, en un contexto de plenitud para las mujeres que así lo quieren y que en sus posibilidades esta”.
¿Cómo se contactan?
Dam nos explica que generalmente la voz ha pasado de amiga a amiga, o por medio de la fan page en Instagram Cultura Crítica.
“Esto se ha vuelto un secreto a voces, por desgracia no podemos salir tanto a la luz por el estigma que existe, pero aquí estamos listas para ayudar”.
Después del primer contacto en que la interesada se comunica con una de las acompañantes, acuerdan el lugar en que se verán para la entrega del misoprostol y las recomendaciones al utilizarlo.
También se hacen envíos para comodidad de las mujeres, ya sea por miedo al escrutinio social, la pandemia o la lejanía que no les hace posible reunirse con la acompañante.
“Llevamos una base de datos. Cuando nos contactan primero les hacemos un cuestionario con preguntas muy específicas acerca de su salud general, su estilo vida; eso nos da muchas pistas de cómo hacer nuestro trabajo”.
Tras esa entrevista ellas pueden evaluar si podrán usar mifepristona o misoprostol para el aborto y la cuota simbólica que se les va a solicitar, entre otras cosas.
Dam señala que cada proceso es muy diferente. Ellas nunca preguntan las razones simplemente les ayudan a hacerlo más llevadero.
Generalmente la cooperación que se les solicita es voluntaria, que si bien no cubre el costo del misoprostol, les ayuda a poder tener un subsidio para poder seguir con su labor.
“Nosotras solo les pedimos un donativo. Hay mujeres que no pueden darnos esa cantidad y les aceptamos lo que puedan; hay otras que incluso nos donan un poco más y eso nos permite tener disponible medicamentos para dárselo a quien lo necesite”.
¿Qué se necesita para ser acompañante?
Las mujeres que se dedican a realizar el acompañamiento deben capacitarse en primeros auxilios, contención emocional y el uso de mifepristona y misoprostol. No es algo improvisado.
«Tomamos talleres con profesionales del ámbito, médico, jurídico y psicológico; algunas, somos abogadas, psicólogas y tratamos de prepararnos siempre, todo lo posible”.
Además que constantemente se están preparando e incluso acudiendo también a terapia para poder estar en las mejores condiciones y ayudar a otras mujeres.
“Por momentos yo me tengo que separar, a veces cuando mis problemas personales no lo permiten, prefiero canalizarlas con otras amigas de nuestra red; porque si emocional y físicamente no te encuentras bien, es imposible poder ayudar a otras con objetividad”.
Tlaxcala y la interrupción legal del embarazo
Aunque se ha despenalizado en algunas causales, Tlaxcala aún no provee libertad de elección a las mujeres en este tema.
“Esta es una práctica para contrarrestar la insuficiencia y el incumplimiento del estado, buscamos resignificar el aborto, y que las mujeres estén seguras, realizando el proceso en casa”.
¿Quiénes optan por esta alternativa?
Han tenido casos de todo tipo, desde mujeres que vienen de la sierra en busca de ayuda a otras que por cualquier circunstancia toman la decisión.
“Nosotras nos manejamos por el firme precepto de no juzgar y limitarnos a apoyarlas; hay mujeres que eligen esto porque están solas, porque ya tienen hijos, porque les representa un riesgo a su salud, porque no pueden económicamente. Las variables son muchas”.
Sin embargo, destaca que las mujeres que tienen una mayor preparación de escolaridad son las que se han sometido a un aborto.
Esto por tener mayor información y decisión sobre sí mismas, lo que marca una alarmante brecha por aquellas que tienen desconocimiento de sus derechos.
¿Qué pasa al terminar el proceso?
Generalmente no vuelven a saber de las usuarias después del aborto, solo les avisan que todo salió bien y se encuentran en perfecta salud.
“Tratamos de no tener mayor relación con ellas, nosotras no debemos involucrarnos, los límites deben existir para trabajar de manera objetiva”.
Hay mucho trabajo que hacer y miles de estigmas que romper. Desde su trinchera estas doulas del misoprostol ponen su granito de arena a llevar la información a más mujeres. Su trabajo es apoyar mujeres en decidir sobre sus cuerpos y su vida.
Te puede interesar:Envenenamiento de perros en Huamantla: responsabilidad compartida
