La pandemia por Covid-19, ha generado graves consecuencias a las personas como, enfermedad, muerte, pérdida de patrimonios, pérdida de empleos, pobreza y ha agudizado la desigualdad social, esta situación deja en mayor vulnerabilidad al sector de la población que se encuentra entre los que no tienen ingreso económico o perciben menos del salario mínimo para subsistir.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su estudio “Evolución del poder adquisitivo del ingreso laboral”, referente al Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) al cuarto trimestre de 2020, muestra que entre el cuarto trimestre de 2019 y el cuarto trimestre de 2020, a nivel nacional ha habido un aumento de 3.4 por ciento de población que no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral. En cuanto al ingreso laboral real promedio de la población ocupada según sexo, en el mismo período, a nivel nacional fue de $4,298.30 al mes. Los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral mensual de $4,633.59 y las mujeres de $3,777.07. La brecha entre los ingresos laborales en este trimestre es de $856.52.
Estos datos nos demuestran la gravedad de pobreza que vive la población en México y visibiliza la profunda desigualdad que sigue existiendo entre mujeres y hombres, lo cual es reflejo del sistema económico que nos rige acompañado del patriarcado y machismo, mismos que siguen colocando a los hombres por encima de las mujeres. Con esto constatamos que la diferencia de ingresos es un mecanismo de control económico patriarcal, pues nos coloca en mayor vulnerabilidad ante delitos como la trata de mujeres con fines de explotación sexual.
Pobreza en Tlaxcala
Para el caso de Tlaxcala con datos del estudio antes mencionado, en el cuarto trimestre de 2019, el 44.7 por ciento de la población no podía acceder a una canasta básica lo cual ya representa un asunto grave, sin embargo, para el cuarto trimestre de 2020 el porcentaje aumentó a 52.4, lo que significa que en Tlaxcala existe un mayor número de personas que con el ingreso laboral percibido no pueden acceder a una canasta básica y generalmente las más afectadas ante el crecimiento de la pobreza laboral somos las mujeres.
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La pobreza y su relación con la trata
Esta violencia económica y otras violencias que viven las mujeres son naturalizadas, por lo cual se aceptan, no se discuten, no se critican, ni señalan, simplemente se aceptan y muchas veces hasta se defienden o justifican, como sucede en la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.
Se insiste que las mujeres “solitas son las que se van a parar a las carreteras”, que a ellas “les gusta esa vida fácil donde rápido ganan dinero”, ellas “les piden a los hombres que las exploten”, todos estos prejuicios sirven para encubrir a las redes de tratantes que siguen enamorando mujeres y niñas para obtener ganancias por la venta de sus cuerpos y para ocultar a quienes demandan a las mujeres y niñas, que generalmente son los hombres; en el imaginario social se ha creado la idea de que el cuerpo de la mujer puede ser utilizado para satisfacer las necesidades sexuales.
En épocas electorales, quienes aspiran a un puesto político tienen mucho trabajo para crear e implementar los mecanismos necesarios que permitan disminuir la pobreza que vivimos en Tlaxcala, generar igualdad de oportunidades para que las mujeres puedan acceder a un trabajo bien remunerado y digno, que les permita cubrir necesidades básicas (alimentación, vivienda, salud, educación y recreación) e implementar planes educativos que permitan lograr cambios sobre la forma de ser hombres. Con este conjunto de estrategias, disminuiría la vulnerabilidad de las mujeres y niñas ante la trata con fines de explotación sexual.
Margarita Sánchez Cruz
Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C.
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