Contrario a lo que hubiera apostado hace unos meses, México sí terminó pagando por el muro en la frontera de Estados Unidos. En un hecho sin precedentes en la historia de nuestro país, el ejército mexicano está haciendo frente a los migrantes irregulares que intentan llegar a los Estados Unidos.
El muro que levantó el Presidente López Obrador para evitar que los migrantes atraviesen hacia el vecino país del norte -casi le puedo decir que por mandato del Presidente Trump- es un muro humano con el escudo de la Guardia Nacional.
A partir de la semana pasada, elementos de la recién creada Guardia Nacional, arribaron al la frontera sur de nuestro país con la finalidad de detener el flujo migratorio irregular, de personas que huyen de las pandillas, el crimen organizado y la falta de oportunidades que les impiden tener una vida digna en sus países de origen.
Contrario a lo que afirmó este gobierno, la detención de flujo migratorio irregular por parte de la Guardia Nacional, representa una vergüenza para México, derivada de que esta postura fue tomada a consecuencia de la amenaza comercial del Presidente Trump, y no como política de seguridad nacional como se quizo plantear en un inicio.
Lo decía el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados Porfirio Muñoz Ledo, “La Guardia Nacional fue creada para combatir delincuentes, no para detener migrantes”. Es ahí donde se encuentra la mayor contradicción para mandar a esta nueva institución, a realizar el trabajo sucio en favor de la política migratoria de Trump.
Lo único que se evidencia de este gobierno es la falta de visión y organización que a todas luces ha quedado descubierta. ¿Se ha preguntado cómo es posible que la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, no se haya dado cuenta por dónde y a qué hora pasaron más de cien mil migrantes irregulares por nuestro país, con destino a nuestra frontera norte? Bien, pues de ese tamaño es la incompetencia del gobierno mexicano.
¿Qué nos debe preocupar como nación? que el flujo atípico -como les gusta nombrarlo- de migrantes irregulares, está causando que todos los albergues y refugios, tanto del gobierno de la república, como de de la sociedad civil organizada e iglesias, se encuentre superados y les sea imposible continuar recibiendo a migrantes que esperan su trámite de asilo en los Estados Unidos, un trámite que -por cierto- puede durar incluso años en ser resuelto.
La cacería de migrantes por parte del gobierno mexicano, ha provocado que busquen otras formas para llegar a la frontera norte, como trasladarse a través de medios que vulneran su inseguridad y su vida, con la finalidad de que no sean vistos por la Guardia Nacional que vigila desde nuestro territorio.
Para darnos una idea, la semana pasada fueron interceptados por las autoridades más de 800 migrantes que viajaban a bordo de cuatro tráilers en el estado de Veracruz. También la semana pasada detuvieron a 75 migrantes, de los cuales 41 eran menores de edad, mismos que viajaban en autobuses de pasajeros. Claramente, México terminó pagando de una forma u otra por el muro que prometió Trump a sus votantes.
Es un hecho, la visita que el gobierno de Enrique Peña Nieto organizó al entonces candidato a Donald Trump, ayudó para fortalecer su campaña en aquellas elecciones. Hoy, la Cuarta Transformación está nuevamente apoyando las aspiraciones reeleccionistas de Trump, al ejecutar esta política anti-inmigrante, que es anunciada por el presidente estadounidense como un logro que nadie antes pudo lograr desde la Casa Blanca.
Agradezco su lectura.