En días pasados, los tlaxcaltecas amanecimos con la noticia de que el Congreso Local aprobó por mayoría de votos, la Ley que obliga al Gobierno del Estado a dotar de uniformes escolares gratuitos, a los más de 300 mil alumnos y alumnas que cursan la educación básica en la entidad. Esto, por iniciativa de los diputados del PANAL, apoyados por los grupos parlamentarios del PAN, PAC, PRD y MORENA, pero sin el aval del PRI y Verde Ecologista.
La noticia como tal causó revuelo en las redes sociales. Como seguramente se imaginará, algunas voces apoyaron y agradecieron este gesto; sin embargo, otras tantas más, manifestaron su rechazo a esa iniciativa. Las razones del tal antagonismo se redujeron a lo siguiente: esta propuesta fue catalogada como una ayuda a los padres de familia que no gozan de un nivel socioeconómico favorable para sufragar un gasto de esta naturaleza, y más si tienen más de dos hijos; o bien, como una mera acción populista que poco o nada favorece a la educación de los estudiantes de ese nivel educativo dadas las carencias que pueden observarse en las escuelas o en sus centros educativos.
Desde mi perspectiva, considero que toda acción cuyo propósito sea la de atender las necesidades y demandas de la población, es bienvenida; no obstante, permítame ser un tanto quisquilloso al respecto, porque si consideramos mi idea como válida y pertinente en cuanto a que ésta debe atender las necesidades sociales: ¿a partir de que información y/o datos surgió tal iniciativa?, es decir, ¿cuál fue el diagnóstico sobre los niveles socioeconómicos de los padres de familia que tienen uno, dos o más hijos en las escuelas de ese nivel básico de enseñanza?, y lo que es peor, ¿cuál fue el diagnóstico presupuestal que los legisladores tomaron en cuenta para proponer algo que más que una atención a las demandas ciudadanas se asemeja a una propuesta populista y electorera? Digo, como bien sabemos, toda iniciativa que se propone en tribuna, debe o parte necesariamente de un diagnóstico, en cuya construcción, se deben o toman en cuenta ciertos rubros que son necesarios analizar y discutir para su aprobación, y como pudimos darnos cuenta, esta iniciativa, lo que menos tuvo fue eso, un análisis y discusión sobre este tema y, lo que es peor, es que se aprobó a sabiendas que el gobierno estatal en turno tendrá que hacer ajustes en su presupuesto afectando otros programas que bien pueden atender a otros problemas que enfrenta la sociedad tlaxcalteca.
¿Iniciativa electorera? – insisto –. Puede ser, en tanto no haya una explicación por parte de los legisladores que se apegue a esos criterios de racionalidad presupuestaria tan necesaria en nuestro país, dadas las condiciones económicas globales que se vislumbran pero, también, a un diagnóstico real sobre los problemas que enfrentan los padres de familia en este rubro, seguirá pareciendo, una simple argucia electorera o… ¿se encuestó a los padres de familia sobre este asunto? Si fue así, ¿quién tiene y procesó los datos? En fin.
Ojo, no estoy afirmando que lo aprobado no apoye la economía de las familias, lo que estoy diciendo es que esta acción, no fue debidamente analizada y, mucho menos, debatida en términos presupuestales. Se trató pues, de un “mayoriteo” populista o de un “medir fuerzas” al interior del Congreso, que poco ayuda en la construcción de propuestas que verdaderamente ayuden a los tlaxcaltecas. ¿Acaso se pensó en otorgar dichos uniformes solamente a las zonas en donde la población padece los estragos de las políticas económicas nacionales e internacionales?, ¿acaso se consideró asegurar los mecanismos de transparencia para la adjudicación de los contratos previa licitación?, ¿acaso se pensó o al menos se consideró la urgente necesidad de atender otros rubros como el de la seguridad pública o de salud, por ejemplo?
No, no piense usted que soy un pesimista empedernido; por el contrario, aplaudo el que se den este tipo de iniciativas, sólo que llama mi atención, el que en medio de las probables candidaturas para el proceso electoral del 2018, se propongan tales cuestiones sin considerar los elementos que he referido.
Espero pues, que los uniformes que se otorguen en próximas fechas, sean de una calidad digna y decorosa para los estudiantes. Casos como los que suceden en el estado de Puebla, donde se entregan tallas a los alumnos que no corresponden a las suyas, o que esos uniformes sean de una pésima calidad, no deben ocurrir en mi querido Estado. Está por demás decir, que si los impulsores de la iniciativa provienen del magisterio, estos con seguridad conocen los grandes problemas que permean el medio y, por tal motivo, se asegurarán que no suceda lo que he explicado y que sucede en nuestro estado vecino, ¿o será que también avalarán e impulsarán la propuesta de otro flamante político proveniente de ese partido, dizque político, que hace unas semanas se aventó la puntada de proponer la revalidación y/o certificación de las cédulas profesionales? Ya veremos.
En suma, si vamos a hablar de que el Congreso y los congresistas están tan preocupados por apoyar a los padres de familia, ¿no sería mejor que se pusieran a hacer su trabajo en lugar de andar grillando al Secretario de Educación Pública en turno?
Tiempo al tiempo.