En 10 años el Observatorio de Violencia de Género y Trata en el Estado, a cargo del Colectivo Mujer y Utopía ha registrado, a la fecha, 113 casos de feminicidios en Tlaxcala, de los cuales sólo se tiene conocimiento de 4 investigaciones como este delito, el resto, permanecen en calidad de homicidios. Este año son 14 las muertes violentas que pueden ser tipificados como feminicidio; sin embargo, las autoridades aún actúan de manera omisa para tipificarlos como tal, lo que abona a impunidad y la invisibilización del grado de violencia que vivimos las mujeres.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en los últimos diez años (2007- 2016) fueron asesinadas 22 mil 482 mujeres en las 32 entidades del país, detalla que las carpetas de investigación por homicidios violentos que iniciaron los Ministerios Públicos de las Fiscalías y Procuradurías estatales pasaron de mil 83 en 2007 a dos mil 735 en 2016, lo que presenta un incremento de 152%. La zona centro del país, integrada por la Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala, es la de mayor incidencia, al contabilizar ocho mil 65 homicidios violentos, lo que representa 35% de la incidencia nacional. A un año de publicar esta información, la realidad no ha cambiado mucho, las índices de violencia que vivimos las mujeres continua en aumento, esto debido a la falta de impartición de justicia, nuestro estado de Tlaxcala sigue entre los ocho estado que no cuentan con un protocolo sobre Feminicidio, ni con mecanismos adecuados para atender delitos por razón de género de acuerdo al Estudio de la implementación del tipo penal de feminicidio en México 2014 – 2017, que pone en claro la falta de actuar de las autoridades por atender este grave problema.
Del mismo modo, la violencia sexual se manifiesta en cualquier etapa de la vida de las mujeres, aunque se insiste mucho en declarar que los hombres también son víctimas de esta forma de violencia (y es cierto y no lo minimizamos) también es cierto que si comprendemos la lógica del poder que actúa por medio de expresiones violentas como el sometimiento sexual, la gran mayoría de quienes ejercen estas formas de dominación son de hombres hacia las mujeres (a cualquier edad) y, en su caso, de hombres a otros hombres (menores de edad o que representan inferioridad); habrá quienes insistan que hay casos de mujeres que violentan de esta forma a los hombres, claro que los hay, el sexo no nos libra de ejercer violencia hacia otras personas, pero sí son claros los estereotipos y modelos impuestos a unas y otros, normalizando el ser violento como parte de los modelos masculinos que se reproducen generación tras generación.
En este año la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) ha recibido 116 denuncias por violación simple, lo que representa que cada dos días una mujer tlaxcalteca fue violada; además, los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) indican que, aún sin que concluya el año, este delito creció 276 por ciento en su comparación con 2016 y 2017. Aun así, tal parece que no es prioridad de las autoridades comprender y atender de manera adecuada estas expresiones de violencia, misma que mediante grupos focales, que el Colectivo Mujer y Utopía realizamos este año, todas las mujeres participantes expresan haber experimentado alguna forma de violencia sexual a lo largo de su vida, y al menos el 95% de ellas no denunció y tampoco lo había comentado con nadie. Cientos de mujeres tlaxcaltecas han decidido moverse a la Ciudad de México para poder solicitar una interrupción del embarazo, pues en Tlaxcala, a pesar de contar con la normatividad que cuenta con seis causales para una interrupción legal, no se cumple con ella debido a moralismos, obligando a muchas mujeres a practicarlo en condiciones inseguras que puede provocarles graves daños a la salud o a perder la vida.
Nos enseñan a las mujeres a callar, a sentirnos culpables de las agresiones que recibimos, a convertir en pecado las decisiones sobre nuestros cuerpos, a no tener autonomía, y el resultado de todo ello han finalizado en los miles de feminicidio en todo el país; en lo que va del año, se han registrado 14 casos de feminicidios y en una década 114, aunque seguramente existe una cifra negra de aquellos delitos que por estas imposiciones sociales no se dan a conocer, que no forman parte de la estadística, mujeres que no son reconocidas y que permanecen en calidad de desconocida; muchos casos en los que no se les cree a las mujeres o se duda de la veracidad de su palabra.
Las mujeres exigimos nuestros derechos porque están siendo gravemente violentados, se nos mantiene en una violencia feminicida constante, misma que no han comprendido las autoridades, pues la política pública no se observa con miras en atender estas realidad que vivimos, nos pronunciamos y seguiremos luchando, aunque desde el sistema machista aún muchas personas cuestionan, señalan y critican estas luchas, desacreditando el trabajo, los esfuerzos realizados y los logros obtenidos, atacando desde lo simbólico hasta de forma física.
No somos unas exageradas, nos violentan y nos matan todos los días, y se normalizan estas violencias desde las instituciones que tienen la obligación de proteger y garantizar nuestros derechos humanos, aún quedan muchas deudas para estas generaciones.
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».
Edith Méndez Ahuactzin, Colectivo Mujer y Utopía