Federico Luis Pöhls Fuentevilla.
Entre el 18 de febrero y el 8 de abril, el jueves de cada semana (exceptuando el Jueves Santo), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología llevó a cabo la transmisión por facebook y youtube de presentaciones en las que se expuso la situación de ocho regiones de emergencia ambiental y sanitaria (REAS) ubicadas desde el occidente hasta el oriente del país a través del Eje Neovolcánico, y también sobre una propuesta de Modelo para un Plan Integral de Restauración que podría adecuarse a estas y a las otras 42 REAS que se tienen ubicadas en todo el territorio nacional.
De acuerdo a la propuesta actual del Conacyt para los procesos de investigación, en cada una de las reuniones participaron integrantes de organizaciones comunitarias genuinamente comprometidas que luchan por la defensa de sus territorios desde hace más de 20 años con investigadoras e investigadores igualmente comprometidos y que han acompañado esos procesos de lucha, en muchos casos desde el inicio, aportando los elementos técnicos obtenidos de sus investigaciones y acompañando los procesos de construcción comunitaria de soluciones y de gestión ante autoridades y dependencias de los tres ámbitos de gobierno.
De esta manera, el 25 de febrero se llevó a cabo la presentación de la situación de la Cuenca del Alto Atoyac, que abarca casi todo nuestro estado de Tlaxcala y parte de Puebla. En esa reunión virtual participaron Laura Méndez Rivas, de la Coordinadora por un Atoyac–Zahuapan con Vida, y la Maestra Inés Navarro del Instituto de Ingeniería de la UNAM, ambas, como hemos dicho, comprometidas en este proceso de lucha desde su inicio.
De nuestra Cuenca, igual que de todos los demás territorios, se mostró una vez más y con toda claridad, que las REAS son, en palabras del doctor Raúl García Barrios, “la expresión territorial más severa del desequilibrio entre la acumulación de problemas, soluciones no eficaces y también un alto porcentaje de soluciones perdidas…”, ya que, como se ha mostrado hasta la saciedad en Tlaxcala, optar por “la creación de problemas sin solución genera producto interno bruto”, genera crecimiento económico. Así, pues, aquí, en las demás REAS que compartieron sus procesos, y en otras muchas del país, los gobiernos estatales y muchos municipales han optado por colocar en su agenda, en sus planes y proyectos, el crecimiento económico por encima de la vida de la población, le han otorgado derechos a las empresas que las colocan muy por encima del derecho a la salud, al medio ambiente sano y a la vida digna de las personas.
Pero, a pesar de este afán por la destrucción del medio ambiente y la vida, en estas reuniones también se mostró que hay personas, organizaciones y comunidades enteras, así como investigadoras e investigadores, que se esfuerzan por superar esta situación y hacer que en las regiones se vaya en sentido contrario, construyendo las condiciones necesarias para que al fin las cosas se hagan bien. En este sentido se ha trabajado en la elaboración del Modelo de un Plan Integral de Restauración Regional que, desde una visión multidimensional y a través de procesos inter y transdisciplinarios, y a partir de la experiencia en una de las regiones, pueda ser adaptado e implementado en las REAS del país.
En sus términos más generales, expuestos sintéticamente por el doctor Gonzalo Flores Mondragón el día 25 de marzo, este modelo supone, como cualquier acción transformadora, la convergencia de voluntades entre comunidad, grupo científico de investigación y también la voluntad política de los actores gubernamentales, de manera que se estructuren en un sujeto social que incida de manera virtuosa en el metabolismo de la región y se construya o se recupere, en su caso, la soberanía territorial de las comunidades con calidad de vida. Y supone también, dada esta integración como sujeto social, la participación activa y permanente de las comunidades y organizaciones en todas las etapas de realización del Modelo, a saber, desde el diagnóstico, la formulación del Plan, su ejecución, evaluación y modificación conforme se avance en la experiencia. Para las personas de organizaciones y comunidades de todas las REAS, para investigadoras e investigadores, y para el Conacyt, es muy claro ya que la participación activa en todas las etapas del proceso de la sociedad que sufre las consecuencias de la devastación socioambiental en las regiones, es la mejor manera, y quizá la única, de romper con la relación perversa establecida entre los gobiernos y muchas industrias que nos ha traído a esta situación.
Con todo esto, el Modelo atiende tres prioridades: Una, la disminución del aporte de los contaminantes a través de un estricto seguimiento al monitoreo de los procesos de degradación que impactan en la región. Dos, recuperar e incrementar la capacidad autodepurativa del medio ambiente, mediante acciones que promuevan la restitución de las funciones ecológicas alteradas. Tres, recuperar la apropiación del territorio por parte de las comunidades, a través de estrategias de aprovechamiento y conservación sustentable de su entorno. Y todo esto, vinculado de manera integral a un Programa Emergente de Prevención y Protección de la Salud, que, como sabemos, ha sido gravemente afectada por la contaminación por más de 30 años, en ésta y en todas las demás REAS.
Así, pues, seguimos avanzando como sociedad de Tlaxcala, y también con otras regiones, profundizando en las causas de la contaminación, y elaborando propuestas de solución integrales para la devastación socioambiental de la Cuenca entera.
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