- A pesar de que el propio secretario de Impulso Agropecuario de Tlaxcala reconoce que no se cuenta con programas dirigidos a jóvenes interesados en la agricultura, y que el maíz ya no es redituable, los jóvenes tlaxcaltecas le apuestan al campo tras estrategias sociales.
Tlaxcala, México. – Una nueva generación está buscando formas de mantener viva la producción local y la cultura del maíz en Tlaxcala. Desde proyectos comunitarios hasta redes agroecológicas, los jóvenes están reinventando su relación con la tierra y apostando por una alimentación más justa y sostenible.
Durante el último Diálogo Circular, el titular de la Secretaría de Agricultura reconoció que no existen políticas específicas para este sector y llegó incluso a recomendar a los productores “invertir en otras semillas” porque el maíz “ya no deja”. Sin embargo, jóvenes tlaxcaltecas están demostrando lo contrario: el maíz no solo es un cultivo, sino un símbolo de identidad, autonomía y soberanía alimentaria.

En entrevista para Escenario Tlaxcala, Cecilia Barocio del Colectivo Ecoalimentos, mencionó que las y los jóvenes están aportando al campo desde múltiples frentes, más allá de la siembra. Muchos participan en la transformación, distribución y difusión de productos locales, impulsando el consumo responsable y la preservación de semillas nativas.
“(…) Están aportando en muchos más ámbitos que van más allá de la parcela. Hay jóvenes que distribuyen, que transforman, que enseñan, que crean redes”, señaló.
La falta de acceso a la tierra, los altos costos de producción y el poco reconocimiento institucional, ha generado alternativas comunitarias. De acuerdo con Ceci Barocio otro factor importante para el nulo apoyo hacia los jóvenes en el campo es la percepción que se tiene sobre quiénes trabajan la tierra. Si bien en el pasado Diálogo Circular del 2 de octubre, el titular de Agricultura señaló que los apoyos que se han entregado han sido a personas adultas únicamente. Ceci Barocio menciona que a pesar de que los jóvenes actualmente enfrentan distintas circunstancias como la falta de tierras, la incertidumbre del clima, la mala paga, y también la percepción de desprestigio que actualmente se tiene con quienes no estudian; en Tlaxcala sí hay jóvenes interesados en la tierra.




««(…) Hoy en día no está garantizado que habiendo estudiado se accederá a un trabajo asalariado y bien remunerado. Eso es otro problema que que enfrentamos los jóvenes actualmente. Ya no hay esa certeza como la que vivieron nuestros antepasados… es un reto no perder la esperanza y la acción para ganar autonomía tanto alimentaria, como de vida, donde no terminemos esclavizados por trabajar para poder comer y menos en condiciones laborales que cada vez son más lamentables, desmotivantes, drenantes de de energía, de esperanza».
Señaló que incluso a través de la organización comunitaria han realizado colectivos de mujeres agricultoras y cocineras tradicionales que fortalecen el tejido agroecológico del estado. Porque las actividades del campo no sólo responden a la necesidad de la economía, sino que también representan una identidad; algunos colectivos como Grupo Vicente Guerrero, el Centro de Economía Solidaria, el Tianguis del Trueque, el Colectivo Ecoalimentos, el Centro de Investigación de la Cocina Tlaxcalteca, el Grupo PETATE así como colectivos de mujeres agricultoras y cocineras tradicionales fortalecen el tejido agroecológico del estado.
Estas iniciativas, impulsadas por organizaciones locales, promueven modelos de producción sustentables, comercio justo y rescate de saberes tradicionales. En algunas de ellas también hay participación y presencia de jóvenes.
“En Tlaxcala, el Grupo PETATE identificó más de 150 proyectos que trabajan en diferentes etapas del sistema alimentario. No hay apoyo del gobierno, pero sí una red de colaboración viva y resistente”, explicó Barocio
Frente a la falta de políticas públicas, desde la sociedad civil se plantean propuestas como la creación de una central de abasto tlaxcalteca para productos locales y agroecológicos, o incluso un banco de tierras que permita conectar a jóvenes sin tierra con campesinos mayores que ya no pueden trabajar sus parcelas.
«Las dificultades que enfrentan las juventudes en la actualidad, desmotivan la posibilidad de aspirar a una vida mejor. No obstante, hay jóvenes que buscan en el campo y el cultivo de alimentos una opción para ganar autonomía, sustento y salud frente a un sistema que nos vuelve dependientes del consumo» Afirma

Jóvenes tlaxcaltecas le apuestan al campo
En un contexto de crisis ambiental, precarización laboral y pérdida de soberanía alimentaria, la juventud tlaxcalteca está resistiendo el campo. Mientras que el secretario de agricultura exhorta a que ya no se siembre maíz y mejor se apueste por blueberries, fresas y jitomates porque deja más dinero; colectivos y jóvenes continúan apostándole a las semillas nativas.
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Señaló que una política que podría explorarse en Tlaxcala es una central de abastos de alimentos locales y agroecológicos, donde familias campesinas y productores de pequeña escala puedan ofrecer sus excedentes.
Finalmente, mencionó que el campo y la siembra en los jóvenes continúa siendo un símbolo de identidad y las relaciones de confianza.
«A veces, lo que no tiene uno, lo tiene el otro. También es importante que los jóvenes hagan esas conexiones con personas más grandes, porque a veces esas personas más grandes tienen lo que otros carecemos y viceversa, por lo que podemos complementarnos».
Jessica Vázquez es un ejemplo de la importancia de conservar las tradiciones y relaciones de confianza. Que, aunque no proviene de una familia campesina, su interés por el campo la llevó a trabajar tierras a las que accedió gracias a relaciones de confianza tras la falta de apoyos que impulsen la agricultura en la entidad en este grupo.

