En 1975, el astro brasileño de la canción Roberto Carlos pregonaba a los cuatro vientos su anhelo por tener un millón de amigos; una convicción que muchos tienen, pero pocos se lo toman como un reto personal.
En este caso, nuestra portentosa candidata a la gubernatura por el Partido Revolucionario Institucional, Anabell Ávalos Zempoalteca es una digna contendiente en la carrera que hace más de 30 años iniciara el cantautor, pues cada día suma más y más “amigos” a su campaña, aunque siendo francos, los saca de los lugares menos esperados.
No hay día en el que una gran cantidad de medios locales no nos atiborren con la imagen de la susodicha -favorecida claramente por los mismos, como se analizó en la nota publicada en este digno medio hace unos días – y en más de una ocasión repitiendo el patrón de extrañas alianzas. No fue para nadie una sorpresa que el Gobernador Marco Antonio Mena fuera el primero en abanderar la causa, sin olvidar claro que también fue el primero en firmar el pacto por la democracia, y para no perder la costumbre de siempre querer llegar primero, inauguró también la lista como el primer ejecutivo local en romperlo –un mes le duró el gusto-.
Nuestro querido Marco fue seguido por diversos sectores, como el de salud y la UGOCM, que en actos de campaña –que alguien me explique en qué piensan los candidatos al hacer eventos masivos en plena pandemia– levantaron la mano en apoyo del proyecto del “nuevo PRI” en nuestra entidad.
Antes de la designación oficial de la candidata por aquella extraña coalición -que no hizo más que demostrar que los ideales partidistas son un chiste en este país al ver en una misma mesa a los liderazgos del PRI, PAN, PRD (Wow nunca creí ver a esos dos juntos) PAC y PS (porque claramente el PAN y el socialismo son históricamente compatibles) – ya pensábamos que este grupo era tan variopinto que rayaba en lo absurdo, pero nada nos preparó para ese giro tan inesperado en la trama digno de película de Shyamalan: la unión a granel de muchos morenistas al proyecto de Anabell.
Quizá se pregunten ¿Cuál es el problema con eso? Al final son políticos y son cosas que normalmente pasan en una contienda electoral, lo cual es una verdad que yo no voy a negar, pero resulta una completa contradicción cuando en el 80% de los spots del PRI nos recetan frases como “MORENA es una desgracia para México”, el hastag #MORENAdestruye o mi favorito, el casi apocalíptico “ponle un alto a MORENA y a la destrucción de México”.
Entonces ¿Son o no son? ¿voto por MORENA, por el PRI o por ninguno? Creo que ni ellos mismos tienen claro en qué bando están, dado que a estas alturas morenistas de ocho municipios están en esta situación –de eso ya hablaremos ampliamente en otras entregas de esta humilde columna, pues antes que me digan chairo: para todos hay-.
Mientras tanto, Anabell hace migas con la 4T o al menos eso se entiende. También puede que yo esté en un error y solo aplica el viejo adagio de «Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca aún».
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