Este texto forma parte de Dosis, una investigación realizada con el apoyo de Google News Initiative
Otra pandemia que también afectó a los pacientes por Covid-19 fue la desinformación respecto a las vacunas. En esta línea, hablamos con una psicóloga clínica* originaria del municipio de Chiautempan, encargada de dar acompañamiento a personas contagiadas.
Ella encuentra que la falta de información confiable ha provocado que los pacientes se sientan en una situación de vulnerabilidad al momento de ponerse una tercera o cuarta dosis de la vacuna contra el covid-19.
La psicóloga nos compartió que ha atendido a dos pacientes que por inseguridad e incluso miedo, se rehúsan a vacunar a sus hijos. Lo que más le preocupa es que estas personas no quieren introducir a sus infancias un esquema completo de vacunación que empiezan y son fundamentales desde la niñez; violándoles sus derechos a la salud.
Para la psicóloga, el miedo a la muerte siempre estuvo presente durante sus consultas; y aunque ella ha procurado controlar el pánico entre sus pacientes, asegura que muchos de ellos durante el confinamiento no tenían las posibilidades de tener acceso a una comida saludable; un factor indispensable en torno a los cuidados y la prevención contra el covid-19.
Así encuentra que la desinformación o infodemia jugó un papel muy importante pues muchos consideraron que el covid-19 era un negocio; sin embargo, ella no lo considera así ya que desde su experiencia en el ámbito de la salud pudo darse cuenta a lo que se enfrentaban los doctores, razón por la que muchos de ellos perdieron la vida.
La psicóloga observó que la pandemia también fue un tema de mucha incertidumbre en el área de salud, pues se estaban enfrentando a un problema de salud totalmente nuevo en cuanto al tratamiento e indicaciones médicas. No obstante, el momento en el que ella se sintió preparada para poder dar recomendaciones adecuadas fue hasta al año; mientras tanto fue mediante las publicaciones científicas de Redalyc y Scielo que iba encontrando certeza a medida que se caminaba hacia el momento más duro de la pandemia en enero de 2021.
Una de las preocupaciones que aún persisten en la psicóloga es la salud física y mental de los menores de doce años durante esta contingencia sanitaria. Pues asegura que las habilidades de socializar han sido afectadas durante estos años de confinamiento y que seguramente tendrán un impacto emocional en los menores, ya que el Covid-19 afectó directamente en el ámbito familiar.
Advirtió también que la incertidumbre en los impactos emocionales que dejó el Covid-19 es una tarea que los profesionales en salud y gobierno también deben prever y atender. Por ello, “es necesario buscar alternativas para que este proceso mental no repercuta en un largo plazo”, precisó.
* Durante las entrevistas con las y los profesionales de la salud notamos insumos de desinformación, ante este panorama decidimos ocultar los nombres. Sin embargo, esto no compromete la veracidad del trabajo de investigación pues ellas y ellos aplicaron las Bitácoras de Pacientes pero no se encargaron de su verificación y análisis.