Tlaxcala sigue en fase roja por contagios de Covid-19, las medidas sanitarias deben continuar y hay que guardarnos en nuestras casas lo más que podamos. Parece que fue hace mucho tiempo cuando abarrotábamos los bares de la capital, íbamos a las fiestas patronales de todos los pueblos y nos besábamos “al primo del amigo de tu hermano”.
Porque somos fans de la nostalgia, hemos enumerado cinco cosas que extrañamos los tlaxcaltecas de esa normalidad que se nos fue, de cuando éramos felices y no lo sabíamos.
Las fiestas patronales de cada ocho son el pretexto perfecto para armar las pachangas, el cumpleaños de los santitos motiva a todos a agarrar la peda con Torres en vaso de plástico y sin hielos para acompañar un delicioso molito con arroz y tamalitos, qué cosa tan más deliciosa.
Los moles para nosotros representan la hermandad, se abarrotan las casas de los pueblos y te sirven de comer como si llevaras meses en hambruna; incluso, sin conocerte, los anfitriones tlaxcaltecas te tratan como compadre o comadre, eso demuestra que somos seres de amor, chidos y solidarios.
Tanto te quejaste toda la vida de que en Tlaxcala hay bien poquitos antros y lugares donde ir a agarrar la fiesta que preferías hacerles fuchi y largarte a Cholula, pero hoy, mueres por perrear hasta el suelo bajo los efectos del alcohol y si estuviese abierto un bar chaka de La Ribereña correrías a pulir la pista.
Sabemos que hay micheladas para llevar en varios congales famosos, pero seamos honestos, no hay nada como sentarte en un bar a criticar a nuestros paisanos presentes porque siempre hay alguien que conoces y le sabes un chisme porque #Tlaxcala, todo esto mientras pescas camarones con el palito de la raquítica brocheta que corona tu bebida.
Echarte una chela, y en este caso tan local, una michelada, es el preámbulo de una noche de borrachera en la que probablemente termines orinando en alguna jardinera de la Plaza de la Constitución, cosa que por evidentes razones pandémicas no puedes hacer en estos momentos.
Desde que haces home office, tu vida parece más sencilla pero tiene un gran hueco, le hace falta el factor del chisme que alimenta el alma y te mantiene joven.
Los tlaxcaltecas nos transportamos más en combis que en camiones, lo que nos permite tener contacto más cercano con los usuarios, a los cuales, muchas veces no les importa ventilar su vida privada y por lo tanto nos hemos enterado de muuuuuy buenos chismes, incluso hemos fingido que escuchamos música pero en realidad nos chutamos las historias de la banda.
Esto va junto con pegado con el factor molito, pues se organizan muchos bailes cuando los santos cumplen años, donde la gente acude en modalidad de a muchos y sacan los mejores pasos de baile, el fierro pariente y hasta tiros al aire; la neta, muchos no sabíamos que nuestro único concierto masivo del año sería Mi Banda el Mexicano en la Feria de Zacatelco, y no el Corona Capital o el Vive Latino, en fin, la versatilidad.
