Después de mi primera incursión en este siempre amable medio, pasé las audiciones y heme aquí escribiendo para usted que me regala unos minutos de su valioso tiempo, pero dejémonos de sentimentalismos y vamos a tocar uno de esos temas que causan controversia en nuestro tiempo: la falta de convicciones políticas.
La política nacional, desde que se giró un poco la llave a la democracia con la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales de 1977, ha adolecido de una muy endeble capacidad de mantener en alto los ideales partidistas. Ese audaz movimiento que vino de la mano de otro faraónico López – en este caso Portillo -, permitió la divergencia dentro del partido en el poder con posibilidades cada vez mayores de ganar una elección popular sin la necesidad de estar bajo el cobijo del priismo, dando paso a imágenes inconcebibles hasta el momento; como la presencia de los primeros legisladores del partido comunista en el congreso – ante una incomodísima bancada del PAN -. A partir de ese punto la movilidad de los militantes entre partidos se volvió cosa de todos los días, lo que nos deja un largo historial de personajes que saltan de un lado al otro según les acomode.
Si bien la introspección personal puede ser canija y hacernos dar pasos hacia atrás en nuestros ideales, la estructura misma de un partido no puede permitirse semejantes atropellos a sus convicciones, o por lo menos debería ser así, pues en México los colores son de adorno y las máximas filosóficas de cada institución política son como chistes de pepito: cada quien los cuenta como quiere o como se acuerda. Cuánta razón tenía Georges Clemenceau cuando decía: «un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro», incluso aquellos que se abanderaron en algún momento en la independencia y criticaron al sistema electoral por su vetusta estructura han cedido a la corriente, dejándose llevar por sus intereses acompañados por un aluvión de críticas ¿Si o no Kumamoto?
En nuestro país todos se subieron al tren del mxme – disculpe usted mi francés – cuando vieron la oportunidad en un nuevo partido que se fortalecía día a día ante un nuevo proceso electoral. El oriundo de Macuspana había logrado crear una maquinaria tan fuerte que en menos de 10 años pudo darle batalla a la bien aceitada maquinaria del PRI y el PAN, lo que trajo a sus filas a muchos convertidos – o francamente expulsados – de sus partidos. El tutti frutti en MORENA se ha convertido en su don y su maldición, pues en Tlaxcala se ha presentado un éxodo digno de película de semana santa, donde su Charlton Heston se apellida Ávalos y que ha dejado al descubierto la inestabilidad que existe al interior de sus bases ideológicas. El muy lamentable fallecimiento del Senador Joel Molina – que pintaba como el heredero natural al trono de la gran Tlaxcallan – inició un cisma en el partido que se hace mas grande cuanto mas se acercan las elecciones. El designio de Lorena Cuellar – Ex PRI, Ex PRD – como candidata inconformó a muchos, dejando a la deriva el proyecto de la 4T en la entidad, llevando la expresión “durmiendo con el enemigo” a la realidad dando cara por la ex alcaldesa de Tlaxcala.
MORENA ha declarado la poca tolerancia que tiene ante la desbandada y la candidata expresó: «Me despreocupa, quien tenga que estar aquí estará en Morena, hay muchos que se han ido, pero ni siquiera son de Morena, mienten». Esto nos da muestra de dos cosas sumamente importantes: los ideales del partido carecen totalmente de credibilidad ante sus propios afiliados en Tlaxcala y la segunda, mucho más importante, las transiciones entre los partidos nunca responden a la búsqueda del beneficio social, sino mas bien a lo que en lo individual pueden obtener, el partido no importa cuando uno no se ve favorecido por este. Y no es el único caso mi querida audiencia, ahí tenemos al flamante Juan Carlos Sánchez García – SAGA pa’ los cuates – que abandonó las filas del panismo mas por berrinche que por convicción y se ostenta como el candidato a la gubernatura por RSP. Es así que nos la vamos a seguir viendo como saltan de un lado al otro en lo que podría ser el Abierto Tlaxcalteca de Campaña, donde al final va a dar igual votar por MORENA – con candidata ex priista – que por el PRI – con apoyo de morenistas – o por el PES – con un ex panista -. Tan insoportable la levedad del ser morenista que la mas ligera brisa hace que vuelen hacia otras tierras, dejando a sus simpatizantes atónitos ante los movimientos de sus candidatos.