Huamantla, Tlax. El pasado martes 30 de marzo, se realizó una plática acerca del discurso transfóbico. Esto con el pretexto de una publicación del bachillerato Juana de Arco de Huamantla. En entrevista para Escenario Tlaxcala vía Instagram Live, Adán Cuamatzi, Licenciado en Psicología y Maestro en Comunicación y Ciencia Social, nos cuenta un poco más sobre el tema.
La publicación, hace ver que la “responsabilidad” de un padre, es encausar una identidad de género impuesta (por la sociedad) a su hijo(a), de 5- 12 años. Pues a dicha edad “no se puede hacer todo lo que uno quiere, cuando quiere, como quiere a la hora que se le antoja”, cita textual de la publicación.
Y continúa con el siguiente pseudoargumento: “Si después ya siendo ADULTOS […] si mis hijos vienen y me dice: papa desde hoy yo quiero ser musulmán, budista, vegetariano, vestirme como mujer, cambiar de sexo, ser espiritista, caníbal, vampiro o un árbol… bueno, ahí será oooootra la historia, pero ANTES no. Antes no voy a huir de mi responsabilidad de padre/ madre y mi obligación de enseñarle las cosas como son”.
Fueron los jóvenes, quienes más cuestionaron la actitud y el discurso transfóbico de la institución Juana de Arco.
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Bachillerato Juana de Arco
Una observación que hizo Adán Cuamatzi, fue cuestionar por qué la publicación se hizo a través del perfil institucional, evidenciando un discurso prejuicioso, transfóbico y estigmatizante, por parte de la escuela. A pesar, de que el responsable de dicha publicación, es el director del bachillerato, aseveró luego de comentar que se había dado una vuelta por su perfil personal.
Este tipo de publicaciones o contenido, connotan escenarios de violencia. Y como decía Adán, “principalmente contra jóvenes LGBTTTI”. Sobre todo, tratándose de una institución de corte religioso.
El perfil de Facebook del bachillerato, tiene la siguiente leyenda en su biografía: “Bachillerato Juana De Arco, es una institución que se preocupa por la calidad y formación educativa, la formación de nuestros jóvenes nos distingue y nos motiva para seguir #ImpulsandoLideres”. Es por ello, que la publicación con evidente lenguaje transfóbico contradice sin más, la misión de la escuela.
La manera de abordar el tema por parte del bachillerato, no fue la mejor y definitivamente promueve el odio hacia las personas trans que luchan día a día, por redescubrirse. La educación, aun más, las escuelas, deberían tener un criterio más amplio sobre la identidad y personalidad de los alumnos.
Las personas no se vuelven trans, es más, una modificación en la codificación de su cerebro, que disocia el sexo y la identidad. No es nada contra natura, ni mucho menos.
El discurso por parte del “director” del bachillerato refleja la falta de conocimiento acerca del tema. Ya que un individuo no puede cambiar de los 18 en adelante, pues la personalidad suele desarrollarse alrededor de los 2 años de edad.
Los medios y una mejor inclusión social
Para Adán, los medios de comunicación, tienen un papel fundamental. No sólo deben ser medios que informen, sino que construyan diálogos y procesos reflexivos. No se trata, para él, de replicar la noticia de manera prejuiciosa, se trata pues, tener “una mirada crítica sobre una problemática”.
Medios, que no estén ligados a una ideología en específico o que atente contra la integridad de los ciudadanos.
El papel que pueden jugar los medios, es “darle voz a esas voces que han estado excluidas, silenciadas y de más”, para luchar contra lo transfóbico.
El trabajo de las instituciones
Hace 12 años, se abrió un centro para las sexualidades en Puebla, por Adán Cuamatzi y sus compañeros. A partir de ahí, se encausó un proyecto con centros educativos, de educación media superior.
“Debe buscarse la manera en la que se pueden trasladar a las instituciones los derechos sexuales y reproductivos a las(os) jóvenes”, comentó Adán. Abrir el panorama de acceso a la información, métodos anticonceptivos, acceso a servicios de salud y respeto a los derechos humanos de la diversidad sexual, es la clave.
En las instituciones donde se realizó el proyecto, se encontraron discursos de vergüenza y miedo, por parte de los jóvenes. Luego de 12 años, un discurso similar forma parte todavía de muchas instituciones públicas y privadas.
La apertura y la invitación a la reflexión frente a estos temas, para evitar estos discursos transfóbicos y prejuiciosos, se ha dado poco a poco, pero la brecha de desigualdad y discriminación sigue siendo grande.
Para Adrián Cuamatzi, se muestra poca voluntad política por parte de instituciones gubernamentales. Pues, no se trata sólo de lograr cambios de sensibilización y capacitación, sino de crear espacios seguros para las personas de la diversidad sexual.
Políticas educativas que podrían implementarse
“Es un reto que tiene que abordarse desde los consejos directivos de las instituciones, y son los primeros que deben cuestionarse sobre su postura de género”.
Si un plan educativo no tiene un enfoque transversalizador de género, de derechos sexuales reproductivos y de diversidad sexual, estaría alejado aún, de los contextos particulares que viven muchos sectores de la población.
Se requiere del acompañamiento de colectivos, que han permitido la visibilidad en una agenda legislativa y política, en materia de derechos humanos para las poblaciones LGBT, de la región.
Cuamatzi, destacó, que un ejercicio de capacitación no logrará cambiar por completo, el panorama transfóbico, difícil de comprender si no se ha vivido.
“Todos tenemos que encuadrarnos en una cajita, donde nos dicen cómo tenemos que ser hombre, cómo tenemos que ser mujeres”, y concluyó, destacando que muchas personas requieren acompañamiento psicológico. Ya que no hay una dimensión real del daño, que provoca querer encasillar a todas las identidades.
Esta problemática debe trabajarse desde el núcleo familiar. No por el hecho de compartir un hogar, se deben tolerar actitudes de violencia, discriminación y sometimiento. Cada caso es diferente al anterior, pero se trata cambiar poco a poco, los chips ideológicos que desde hace años se han venido rompiendo.
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