Apizaco, Tlax. Caracol Colectivo, una organización cooperativista tlaxcalteca integrada por creadores escénicos, hace algunas semanas compartió por Instagram: “La colonia que llegó con el tren”. Un proyecto que en colaboración con Teatro Línea de Sombra que da pie a la trilogía “Memoria e identidad en comunidades migrantes”.
El vídeo hace referencia a la Colonia Ferrocarrilera (Colfer) y 20 de noviembre, fundadoras de la ciudad de Apizaco, ¡La ciudad rielera!
El proyecto nace con una invitación a Teatro Línea de Sombra, quienes han trabajado con el tema de la migración por más de diez años. Especialmente con una puesta en escena «Amarillo», que se ha presentado en más de 20 países. Tiene dos principales motivos de impacto: el primero con la comunidad y con las colonias; el segundo, rescatar y revalorar la memoria de Colfer y 20 de noviembre.
Generalmente «se culpa a los migrantes por los delitos de la zona», sin embargo; en el periodo de 2019-20 no hay ninguna queja o demanda hacia algún extranjero.
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Además, PECDA y FONCA apoyaron el proyecto. Y hoy día, se siguen trabajando la segunda y tercera entrega.
“La colonia que llegó con el tren”
En entrevista con José Luis Pérez Hernández «Güicho», coordinador general del proyecto, comentó que se realizaron talleres y asesorías con artistas locales, como: Jorge A. Vargas, director de Teatro Línea de Sombra; Héctor Bourges de Teatro Ojo; Raúl Mendoza; Braulio Amadiz; Antonio Salina de Mensajito Mx, quien impartió un taller sobre radio comunitaria; Mariana García (también de Teatro Línea de Sombra); Alfadir Luna, coordinador del proyecto «Amarillo»; así como Braulio Amadiz y Alicia Laguna.
«La colonia que llegó con el tren», pretende analizar más el concepto mismo de la migración, pues ha sido un movimiento importante que ha generado la creación de muchos pueblos del país. Al mismo tiempo, rastrear las zonas de convivio de la Colfer y la 20 de noviembre y averiguar cómo rescatarlas. Se realizaron talleres de construcción de muñecos y muñecas de trapo (con ropa que se recoge de las personas en tránsito); un relato por una plantita; taller de matachines (con personas del albergue) y máscaras centroamericanas.
Por ejemplo, descata Güicho: «En año nuevo, los habitantes subían y ponían petardos en la zona de las vías para que cuando pasara el tren ferrocarrilero, sonara», esto se realizaba alrededor de 1 km, y posteriormente se abrazaban para recibir felices, el año nuevo.
No se puede negar, la existencia de la migración. Y es debido a ello, que otro objetivo del proyecto en conjunto con apoyo legal, pretende eliminar a «los durmientes» que se encuentran ahora de pie, pues son mortales. Solían «dormir» debajo de los rieles para soportar el peso del tren. Miden alrededor de 2m de altura, y su peso de aproximadamente 800 kg de concreto. Por lo que «las vías se han convertido en una zona de peligro que la gente teme».
El Albergue de la Sagrada Familia, es el sitio donde muchos de los migrantes que llegan con el ferrocarril se resguardan. Las actividades del proyecto, también fueron realizadas con las personas que se encuentran en dicho lugar.
También, es importante destacar que muchas de las personas que acampan en las vías, muchas de las veces no son migrantes (extranjeros) sino, mexicanos haciéndose pasar por tales. Migrantes, «no son sólo los que cruzan para nuestra tierra», afirmó Güicho.
Colonias ferrocarrileras
En 1866, el movimiento ferrocarrilero en las colonias Colfer y 20 de noviembre, permiten una economía local y provocan el asentamiento de los campamentos ferrocarrileros. Pues además, la vieja estación contenía talleres para reparar trenes, por lo que el alojamiento en dicha zona, era lo más conveniente. «Y Apizaco se convierte en una ciudad que crece muy rápido», comentó.
Es a partir la privatización del tren, «la sensación de la gente, cambia en Apizaco», refirió Güicho. El tren se vuelve ajeno a los pobladores de las colonias y «las nuevas generaciones no encuentran algo que las identifique al tren, ya no les es propio». Para él, era el tren un motivo de unión de ambas colonias.
En la colonia 20 de noviembre, “La piedra huevona”, se convierte en un espacio de ocio, «te vas a sentar a no hacer nada». Es así, que el proyecto artístico, se convierte en uno social al mismo tiempo, para revalorar, rescatar la memoria y reencontrar a ambas colonias y a la comunidad que las hermana. Incluso, el albergue mismo, se realiza por iniciativa de estas colonias.
Las personas en tránsito
Unas de las interrogantes del proyecto, que ha plasmó Güicho en la entrevista, fueron: ¿Qué ha pasado para rechazar al migrante? ¿Por qué una persona tendría que salir de su país para ser feliz? Y la respuesta radica, es no son decisiones, sino las únicas opciones que suele tener la gente.
Es así que los talleres son una herramienta para que estas personas en tránsito tengan un «producto» que ofrecer a cambio de comida o cobijo. Y estas actividades culturales, recreativas y de convivio, al menos en «La colonia que llegó con el tren», han permitido una integración sana, entre migrantes y habitantes de las colonias.
El ferrocarril mexicano
Ben Brown, escribió para el Centro INAH Chihuahua: “En México, la historia ferrocarrilera comenzó en 1837 […] la construcción de la primera línea ferroviaria pretendía enlazar el puerto de Veracruz a la capital de México […] el 16 de septiembre de 1850 que se inauguraron los primeros 13 km. desde el puerto hasta el Molino”.
Luego de tres semanas, el tramo fue abierto al público.
Con la llegada del ferrocarril, muchos obreros se establecieron cerca o donde ahora es Apizaco. Hicieron uso de algunos terrenos aledaños donde se establecieron los campamentos.
Dichos campamentos, no serían permanentes y por lo mismo, no hay acta de fundación de la ciudad.
Alejandro García escribió para la revista Mirada Ferroviaria en la sección Cruce de vías: el tren en Apizaco.
“El 5 de mayo de 1867, la línea hacia Apizaco fue cortada en tres lugares. El 21 de junio de ese año, la ciudad de México quedó en manos del general Porfirio Díaz; y el 15 de julio el presidente Benito Juárez regresó triunfante a la capital. Bajo su presidencia, Apizaco se convirtió en el centro […] del tramo México-Puebla. Lenta, firmemente, se consolidó una presencia comercial y económica en Apizaco”.
Hoy día, a las colonias Ferrocarrilera y 20 de noviembre las dividen las vías por donde pasa La Bestia. Cada día, mujeres hombre y niños centroamericanos las recorren con la fe de llegar a EE.UU.
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