Qué divertida me di en la ceremonia y fiesta por la entrega de los Premios Estatales de Periodismo. Bueno, me divertí pero también me indigné y hubo momentos donde no supe ni qué sentir. Y es que aunque hubo grandes bloques de comedia – como la del compañero Emilio Vázquez Magdaleno, «Leno» como le decimos aquí en la oficina, aplicando un tradicional Pedrito Sola al confundir el agradecimiento a pastelería Rico porque «Segovia, qué ricos son» -, también hubo por allí un comentario sumamente preocupante y otro más que me atreveré a calificar como reconfortante.
Sí, un comentario sumamente preocupante
Pues resulta que durante la entrega, que esta vez fue en el Congreso del Estado y que a mi parecer un galardón de esta índole debería hacerse lo más lejos de las instituciones gubernamentales – como cuando invitan a funcionarios donde queda claro que no premiarán ningún trabajo en el que se hable de ellos -, una de las personas invitadas a tomar la palabra para hablarnos a las y los «defensores de la verdad» fue Luz María Vázquez Ávila, Directora de Estudios Políticos y Sociales de la Secretaria de Gobernación, que en representación de la gobernadora Lorena Cuéllar se atrevió a victimizar nuestra trabajo y tratarnos como pobres criaturas mártires de su condición laboral.
No señora, para alguien que hace estudios políticos y sociales le falta contexto y trasfondo a sus argumentos. Porque si para usted es natural de la labor periodística hacerla sin prestaciones de ley y sin seguridad social, es una de tantas cosas que explican el pésimo nivel del periodismo local, un periodismo que no se profesionaliza. Pero cómo se va a profesionalizar si tiene asuntos de derecho laboral pendientes.
Y aquí un señalamiento a mis homólogos directores de medios. Más a aquellos que se embolsan jugosos convenios, varios y con diversos niveles de gobierno. Por el reconocimiento a sus colaboradoras y colaboradores, tienen la obligación ética y responsabilidad social de retribuirles de manera más justa. En pleno 2023, urge una prensa que se capacite y que escriba desde una posición más firme y libre. Y aquí por supuesto que me refiero a la libertad económica.
Luz María Vázquez Ávila, no sé qué historia bonita y romántica habite su cabeza, pero si ver periodistas que hacen su labor «a pesar de las inclemencias del tiempo y que van corriendo de un lado a otro», mejor pregúntese cuántos de nosotras y nosotros tenemos la capacidad adquisitiva para sacarnos un automóvil – y sostener los gastos que vienen detrás -, o de sacar un crédito para tener casa propia.
Pero bueno, ahí viene el comentario reconfortante
Resulta que Escenario Tlaxcala ya aparece en la narrativa de los medios locales, y lo hace con la bandera que ha defendido desde el día uno que esta empresa periodística abrió, la independencia.
Así es, durante la bienvenida de la entrega de los premios, el colega Leno – el mismo que más tarde confundiera el pastel Rico con el Segovia – agradeció la asistencia de funcionarios, periodistas afiliados a las distintas organizaciones periodísticas como la Unión de Periodistas del Estado de Tlaxcala (UPET) y el Consejo de Medios de Comunicación de Tlaxcala (COMECOT). En esa lista nos resonó fuerte que también dieran la bienvenida a los periodistas independientes. Me sentí como seguramente se sienten aquellas de las fuentes que cubrimos y han luchado por su visibilización para conseguir ser nombradas y puestas sobre el terreno de lo público.
En Escenario Tlaxcala hemos acompañado muchas luchas, y sin notarlo ni buscarlo, una de ellas ha sido abrir brecha para el periodismo independiente en Tlaxcala. Por eso es que el viernes que nos nombraron, porque sí, somos los únicos haciendo periodismo independiente, fue lindo, como sentir de golpe el paso de 8 años de trabajo.
Más tarde, durante la cena, aproveché para agradecerle y reconocerle a Pedro Morales por ser la primer gestión de la UPET en incluir a los periodistas independientes en la narrativa del ecosistema mediático local. Ya sé, fue un día lleno de contrastes.
Y ya que tomo de pretexto hablarles de independencia periodística, quiero precisar que esta implica a lo editorial pero también a lo económico, que por supuesto van íntimamente ligados. Entonces, ¿las empresas periodísticas en Tlaxcala se mantendrán en el oscurantismo en su relación con las audiencias, con sus colaboradoras y sus colaboradores? Desde la utopía en la que me gusta imaginar el futuro, les diré que no. Por acá, yo cuento los días para ver más plataformas informativas que pongan su apuesta en la independencia, así como en el libre pensamiento.
Otra cosa que igual reconforta fue haber participado ayer en la mesa de trabajo para discutir la iniciativa de reforma de la Ley de Protección a Periodistas y Activistas. Seré ingenuo y aplaudiré que la diputada Diana Torrejón haya aceptado los argumentos que le compartimos sociedad civil, activistas y periodistas para quitar del documento toda mención del término Malicia Efectiva que como le dije, sí su equipo no lo veía como una oportunidad de censura, hablando de malicia sobran personas que aspiran ocupar puestos públicos.
Oigan, y que la Malicia Efectiva la avalaron organismos entre ellos las mismas organizaciones de medios; sí, también la que entrega los premios que me tienen por acá escribiendo estas líneas. Pero bueno, ya entrados en chismecitos que Pablo Morales, el actual presidente de la UPET vocifera que la anterior administración de esta organización no les dejo nada de nada, ningún protocolo o formato alguno. Por eso no sale del hoyo este organismo. Dijo que están haciendo las cosas diferente; ojalá que ellos sí dejen los accesos de sus redes sociales y que insistan en mejorar las condiciones del gremio. Ojalá también transparenten con mayor coherencia los recursos, porque no me salen las cuentas de lo que dijo que se gastó en la cena para las y los colegas, en la que por cierto pedí cotización nomás para saber en cuánto andaba el plato. Por eso les digo, no me salen los número y quienes me conocen saben que soy el rarito de los datos.
Por cierto, aprovecho este espacio para felicitar a nuestra reportera Dania Corona Muñoz por haber ganado el Premio Estatal de Periodismo en la categoría de Derechos Humanos. Un trabajo que aborda la historia de una de tantas madres en Tlaxcala que no descansan un solo día por buscar a sus hijos desaparecidos y que pueden leer por acá https://escenariotlx.com/gilberto-raymundo-buscandolo-a-ciegas/.
Aunque debo decirles que ya revisamos otros trabajos premiados y no sé si reír o llorar porque es una grosería premiar porquerías (una disculpita, pero no pude calificarlo de otra forma) que ni siquiera veía cuando daba clases en lo que me entregaban mis estudiantes de universidad. Para no extenderme más, solo me referiré al trabajo de Edgar García Gallegos de la Bestia Política que no entiendo lo que es una crónica audiovisual y postula un trabajo sobre género a su nombre, pero con la voz de una mujer y el reporteo de otra persona, obviamente sin perspectiva de derechos humanos, revictimizando un caso de feminicidio y con montaje hiriente que hace parecer el producto un video del recuerdo de una fiesta trágica de XV años con «Amor Eterno» como fondo musical.
Siiiiiii, se atrevió a poner a Rocío Dúrcal para fondear lo que considera que es un producto periodístico, y un producto que creyó ganador de un Premio Estatal… y lo ganó.
Qué lamentable, además, que sea el director de ese sitio informativo; qué lamentable también que los premios que da la UPET sean bajo compadrazgos. Y no me vengan a decir que entonces cómo fue que Escenario Tlaxcala ganó uno, porque nos queda claro que solo podemos ganar los trabajos que tienen jurados de la federación o de otras entidades; es decir, las categorías de derechos humanos, de trasparencia y de elecciones.
Pero por si no me creen lo que les cuento de la falta de sensibilidad y profesionalismo de la Bestia Política por acá les dejo el trabajo. Tan solo vean el primer minuto y entenderán mi coraje que no es por querer ganar la categoría, si no por el poco criterio de quienes calificaron.
Y para no quedarme en el pesimismo de este ejemplo tan indignante, mejor dejó por acá estas dos fotazas de mis admirados Liz Romero y Jaime Anzurez, quienes también fueron galardonados y desde Escenario Tlaxcala les reconocemos de corazón.
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Como les dije, mi corazón vivió de todo en esta entrega de premio estatales, donde el escenario para hablar de estos temas parece que aún no está listo. Solo el reflector que apantalla con un desfile de ganadores y de declaraciones ignorantes de la realidad de un gremio que, insisto, está falto de reflexión porque a la hora de afrontar verdades, siempre sabremos que fueron Rico, pero «Segovia, qué ricos son».