Tlaxcala, Tlax. Hace algunos meses hicimos una recopilación de las bandas de rock tlaxcaltecas en los 90, fue tanta la nostalgia que se armaron los debates en redes sociales y su tío Escenario andaba en la sudadera porque le faltaron varias bandas, por eso decidimos hacerles una segunda entrega, porque hay harto más de donde cortar.
En esta edición melómana traemos hasta tus ojazos toda la escena musical en las periferias tlaxcaltecas, donde el punk, metal, rock urbano y el ska, están estrechamente influenciados por sus contextos y sus raíces, para ello, entrevistamos al mero conocedor del ambiente en aquellos años, Alejandro Ipatzi, quien durante ocho años fue conductor del programa Rockservatorio, transmitido en Radio Altiplano.
Municipios como Apizaco, Contla, Santo Toribio Xicohtzinco y Santa Ana Chiautempan lideraban la escena y armaban toquines frecuentemente, sus sonidos eran más fuertes, estridentes, rudos, y enfocados al barrio.
Había bandas que desde los 80 ya tocaban, como Humo loco y Ojo rojo, hacían rock urbano mezclado con hard rock. Ya en los 90, en santo Toribio Xicohtzinco estaba Green Hell; otra banda de la época, Nefroptosis, que actualmente se llama Septisem es ahora de culto, han hecho giras a Polonia, Alemania, República Checa y Guatemala, uno de sus miembros, Delfino Grande, es un promotor incansable, que ha traído a Tlaxcala bandas de Brasil, Australia, Estados Unidos, entre otros países.
Micnias fue una banda que entró dentro del movimiento del white metal, tuvo una gran afluencia en el Estado, gracias a que se organizaba un festival en la Malinche, gestionado por grupos metaleros cristianos.
Por el 92, una banda que fue semillero de otras, se llama Non Fecit Talliter, de Chiautempan, y originaron bandas como Selvetarm y Carbonizer, que siguen hasta la fecha y acaban de grabar disco. Otras banda de la época que sonaba mucho era Kill is my name, de Huamantla y El último eslabón, herederos de Humo loco.
La mayoría de las tocadas se hacían por coperacha de los organizadores, entre cuates que pedían prestado el equipo de sonido, las bocinas, las consolas, los cables, los instrumentos, mucho de lo que se hacía era en comunidad, por lo que el público era muy asiduo ya que eran gratis o las cuotas muy bajas.
En la capital, se armaban los conciertos en terrenos baldíos de la Loma Xicohténcatl o el Sabinal. En municipios como Contla se hacían en el auditorio y durante las fiestas patronales en la explanada de la iglesia de San Bernardino, también en San José Aztatla y San Felipe Cuauhtenco, donde tocaron bandas como Garrobos, Transmetal y Hardware. En Apizaco se utilizaron bastantes foros como una plaza de toros que estaba donde ahora es Soriana, ahí, alguna vez vino Mantra, de Costa Rica y Prophecy, de Texas, además se organizaban otros en la Colonia Ferrocarrilera, y como en fiesta de quince años, se cerraban las calles para hacer tocadas. Uno de los principales gestores era Armando Núñez, “El Tocadas”, quien las organizaba en la colfer y San Martín, traía bandas de rock urbano y daba espacio a nuevos músicos; en 2011 produjo una recopilación de bandas locales.
En Santa Ana Chiautempan se hacían a veces en un restaurante llamado Los Piconeros, donde ahora se encuentra la tienda de ropa Cuidado con el Perro, de mismo modo en el salón de fiestas D’Grissell que existe hasta la fecha, así como en el auditorio municipal, donde alguna vez estuvo Tex Tex. En Ixcotla usaban el auditorio de Santa Cruz Guadalupe, en Santo Toribio siempre se hacían en el auditorio municipal, “Vinieron muchas bandas que en los 90 a nivel nacional eran lo máximo como Hardware, Cenotaph y Blackthorn”.
El público que asistía eran grupos muy definidos, “Sabíamos de dónde éramos cuando nos veíamos, ubicábamos a la banda del Carmen Aztama, a los de Mazatecochco, los de San Luis Teolocholco; nos identificábamos, por ejemplo, los de Chiautempan porque éramos muy pocos o los de Apizaco eran los más chupadores, cosas así. Tú podías llegar a una tocada y sentir miedito, ver a muchos feos greñudos con picos, calaveras y todo el rollo; te sentías extraños pero salías de la tocada con 10 nuevos cuates”.
Ya para el año 2000, a raíz de la fuerza del momento que tenía el ska, se generó un movimiento muy grande apoyado por el Instituto Tlaxcalteca de la Juventud, que entonces, era una dependencia de reciente creación. Entonces el ska se encontraba hasta en la sopa, florecieron bandas como Tinakal, Republica 29, La Primata y Skapienz, muchas de ellas siguen hasta hoy, “Ese género dejó e influenció otras bandas como Skandalo, de Ixtenco, y algunos que ya son más contemporáneas, como las Momias Twist, que hacen rockabilly”.
Algo muy interesante del movimiento generado en las periferias es que hicieron de los géneros su estilo de vida, muchos siguen tocando hasta ahora, los metaleros y rockeros urbanos siguen desde hace muchas décadas, “Este movimiento sigue vivo, sigue teniendo efervescencia, no ha cambiado porque es underground, los que se mantienen ahí son los metaleros de toda la vida, no ha cambiado porque siempre ha sido un público muy reducido, de comunidad, de gremio, su gente siempre ha estado ahí clavada y no hay altibajos, se mantiene constante”.