Si no tienes tiempo de leer, escucha esta nota sobre la violencia contra hombres
Síguenos en Spotify y no te pierdas nuestras audionotas
Tlaxcala. La violencia no distingue de género, todas y todos estamos vulnerables a vivir una situación de este tipo, sin importar nuestras condiciones de vida.
Nunca es fácil alzar la voz, muchas veces llega a ser más poderoso el escrutinio público; principalmente cuando la víctima es un hombre.
Alfonso González comparte su historia para Escenario Tlaxcala, con el fin de que otros hombres que se encuentren en una situación similar puedan hablar con valentía y confianza.
Los celos fueron una constante en los episodios de violencia
Alfonso nos cuenta que G. y él, se conocieron mediante amigos en común, después se agregaron a redes sociales y el trato generó un interés entre ambos, que culminó en una relación sentimental.
Sin embargo las cosas se empezaron a volver tensas y las discusiones por celos eran muy frecuentes, por lo que decidieron terminar y darse un tiempo para ver si podían volver.
En ese proceso ambos siguieron en contacto, pero fue la madrugada del 14 de enero de 2022, en que las cosas se salieron de control, y recibió agresiones por parte de quien era su pareja.
Yo pensé que podíamos arreglar las cosas
Los hechos se suscitaron en el cumpleaños de Alfonso, donde incluso ella llegó con detalles y flores para él.
“Yo iba a ir con mis amigos a festejar, me llamó y me preguntó si podía llegar, llego con flores y detalles para mi, y me hizo pensar que quizá podríamos arreglar las cosas, pero no fue así”.
Posterior a eso, cuando su hoy ex pareja y agresora lo vio convivir con sus amigas y amigos, comenzó a atacarlo verbalmente y a exigirle que salieran del lugar.
Con chantajes lo llevó a su departamento, en donde intentó ahorcarlo y lo arañó. En un intento desesperado por frenar la situación, Alfonso se encerró en el baño y ella con un cuchillo intentó abrirla.
Finalmente consiguió que saliera del baño y mientras intentaba calmarla y quitarle el objeto punzo cortante le cortó la mano.
“Yo me sentía desesperado, de repente ella se dio cuenta que la puerta se había quedado abierta, y salió a buscar a su perro, que no lo encontró dentro del departamento. Ahí yo aproveché para escapar. Eran poco más de las 6 de la mañana”.
Fue muy difícil asimilar que vivía violencia
Alfonso definió los días que siguieron como “confusos”, llenos de interrogantes y dolorosos por las reacciones de los demás ante la situación.
“Cuando mi familia lo supo y me vieron, me preguntaron que qué había hecho, porque a toda acción obedece una reacción. Como hombres lo primero que piensan es que nosotros lo provocamos o lo hicimos, eso me dolió mucho, que esa fuera la pregunta de mi familia”.
Sin embargo no se vio solo y su familia, amigas y amigos, inmediatamente le mostraron su afecto y solidaridad, además que fueron quienes lo convencieron de denunciar.
Me enteré que no era la única persona que ella había agredido
Con el paso de los días, algunas mujeres y hombres, contactaron a Alfonso para decirle que no era la primera vez que esto ocurría, que había otras personas a las que su ex pareja agredió y que debía denunciar.
“No fue fácil tomar la decisión, te pega mucho el escrutinio público, pero lo que supe y también mi profesión (Abogado), me dicen que uno debe ser congruente con sus acciones y su pensamiento, cuando denuncias no te estás equivocando”.
Tras meditarlo por algunos días y luchar contra la pena, la inseguridad y la propia desconfianza en no saber como sería tratado, Alfonso tomó las riendas y decidió denunciar.
Me dieron un trato digno en el ministerio público
Al hacer su denuncia por violencia, fue atendido por una mujer. Lo que para él definió la forma en que lo trataron y escucharon.
“Tuve la fortuna que fue una mujer quien me atendió, creo que si hubiera sido un hombre habría sido muy incómodo, y quizá no me habría tratado con la misma empatía”.
Sobre esto, agregó que sus amigos hombres hicieron chistes machistas como “Le hubieras dado dos cachetadones”, “Eso es por no ponerlas en su lugar a tiempo”.
Incluso fue objeto de burlas que por “Ser hombre” fuera víctima de agresiones por parte de una mujer.
Los movimientos feministas han sido los primeros en ayudarme
Para finalizar, Alfonso comentó que uno de los primeros acercamientos que tuvo para poder saber que hacer, fue con amigas de él que pertenecen a colectivos feministas quienes le orientaron y formaron su principal red de apoyo.
“Las agrupaciones feministas son objetivas, ellas me orientaron y me convencieron que no debía tener miedo, ni pena, que no por ser varones tenemos que quedarnos callados, es tiempo de dejar esas viejas prácticas machistas atrás, somos humanos, y nadie tiene porque verse en una situación de violencia”
¿Qué estamos enfrentando?
Retomando el artículo, publicado en nuestro sitio acerca de este tema, para los hombres es muy difícil reconocer cuando han sido víctimas de violencia, en especial aquellos con mayor preparación profesional y formación en perspectiva de género, derechos humanos y diversidad.
Desde hace 9 años, Héctor Merino del Colectivo Mujer y Utopía empezó un proceso de reconocimiento de su masculinidad; también, de las violencias hegemónicas permitidas de manera cultural. Se hizo consciente del entorno desigual respecto a su relación con las mujeres y se encuentra trabajando en comunidades.
Lo que vivió Alfonso y viven otros hombres, es un firme testimonio de las conductas que tenemos que terminar para re aprender y construir una sociedad más empática, equitativa y abierta, sin violencia, que no condene por el género.
Te puede interesar: «Estamos cansados», médicos de Tlaxcala y Puebla hablan de la ola 3 y 4