Cuando el objetivo es generar el mayor daño posible a una mujer y se expresa en la gran mayoría de los casos, contra sus hijos e hijas, o contra las personas a las que la mujer más ama, estamos hablando de la violencia vicaria.
De acuerdo con la psicóloga y especialista en violencia e infancia, Sonia Vaccaro, la “violencia vicaria” se define como:
Aquella violencia que se ejerce sobre los menores (violencia secundaria), para hacerle daño a la mujer (víctima principal). Es decir, en este caso el agresor lo que pretende es causarle el daño más extremo a la mujer (para tener la seguridad de que no se va a recuperar); y va a infligir dicho daño mediante las o los hijos.
Las infancias son utilizadas como instrumento de violencia y dominio sobre la mujer. Según Sonia Vaccaro, hay signos que permiten identificar la violencia vicaria; por mencionar algunos:
- Cuando los hijos y/o hijas vuelven a casa de la madre con prendas rotas tras las visitas o las custodias compartidas con el padre.
- Al interrumpir tratamientos médicos durante el periodo de estancia con el maltratador.
- Cuando éste habla mal de la madre delante de los hijos o hija, permite que otros lo hagan en su presencia o utiliza a los hijos o hijas para que la insulten.
En el estado de Tlaxcala, como en otros estados, no hay un reconocimiento legal de la violencia vicaria; sin embargo, no significa que no exista. La violencia vicaria puede incluso llegar a causar la muerte, utilizando recursos de particular crueldad (feminicidio vinculado). El objetivo es el control y el dominio sobre la mujer, en un alarde máximo de posesión; una relación de poder que se sustenta en la desigualdad.
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Un ejemplo de violencia vicaria en Tlaxcala
En un acompañamiento jurídico estratégico desde la perspectiva de género, a través del Centro de Estudios y Desarrollo Humanista de Tlaxcala, en el año 2019, una mujer víctima de diversas violencias en el ámbito familiar por parte de su esposo, acudió a denunciarlo ante el ministerio público por violencia familiar.
Allí iniciaron las múltiples violaciones a sus derechos humanos. Dicha denuncia se radicó por lesiones, no por violencia familiar – en muchos asuntos sucede lamentablemente -. Inmediatamente, el violentador acudió al juzgado familiar a presentar demanda de custodio definitiva, con argumentos machistas, diciendo que: “No era “buena madre”, porque desatendía sus “obligaciones”, incluso las “obligaciones de esposa”.
Además de mencionar argumentos donde se victimizaba y suplicaba al juez de lo familiar por sus hijos, ya que de no otorgarle la custodia corrían grave peligro, por estar con una madre irresponsable y violenta. Manifestando que él siempre había sido responsable, tanto que los alimentos los proporcionaba en tiempo a través de la hermana de la madre de sus hijos (lo cual nunca comprobó), ya que era muy peligroso acercarse directamente a su esposa. Motivo que lo llevó a levantar un acta ante el ministerio público por violencia familiar hacia él y sus hijos. Por supuesto, la justicia machista le creyó, a diferencia de la mujer víctima de múltiples violencias.
Año 2020, después de varias carpetas de investigación ante el ministerio público, demandas en la vía familiar y órdenes de protección, el padre de los hijos, los sustrae del domicilio de la madre y los empieza a llevar con una psicóloga en otro estado. Cuentan los hijos que los llevaba para aprender a mentirle a su madre y al juez, privándolos de las visitas con su madre (incomunicados).
Él enviaba mensajes a través de familiares y amistades de la madre, y mensajes de texto diciéndole: “Estás loca”, “te di donde más te duele” “si no regresas conmigo, no te regreso a tus hijos”. Al final, se involucraron muchas personas, pero ninguna a favor de la madre. Hubo muchas personas cómplices, y hay quienes niegan la violencia machista y justifican la opresión sexista que sufren las mujeres.
En ese mismo año, a través del litigio estratégico con perspectiva de género, la madre tuvo a sus hijos de regreso y a tiempo; sin embargo, los hijos estaban desnutridos, con enfermedades en la piel y trastornos psicológicos.
Los procedimientos siguen abiertos en contra del violentado para reparar el daño a la víctima y sus hijos. El violentador era policía.
Usar como instrumento u objeto a las personas para hacer daño a las mujeres, es el lado oscuro de la violencia machista. La violencia vicaria no es nueva, sino que responde a patrones estructurales y se explica por una sociedad que aún responde a parámetros patriarcales. Recordemos que también vivimos en una sociedad adultocentrista, en la que las infancias son invisibilizadas y víctimas de múltiples violencias. ¡Es la violencia machista que no queremos ver!
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